viernes, 27 de diciembre de 2013

René Clair (Reflexiones sobre el cine)II

-salas de cine, escuelas de incongruencia

-Mi obra está terminada. Solo falta escribirla (Racine)

-Chaplin explota los motivos visuales de un modo tan completo como Wagner la frase musical.

-Debemos resignarnos a ser artesanos de lo efímero.

-

viernes, 20 de diciembre de 2013

René Clair (Reflexiones sobre el cine)

-Si yo pudiera someteros a un tratamiento de olvido, os iba a convertir en felices salvajes. Ante la pantalla desnuda se asombrarían vuestros ojos con algunas visiones elementales: hoja, mano, agua, oveja.

-Con relación a 1925, 1900 es algo arcaico y caducado. Pero, a su vez, a los ojos de 1950, 1925 es algo vivo y que conserva sus derechos de primogenitura.

-La estupenda barbarie de este arte me entusiasma. He aquí, al fin, las nuevas tierras vírgenes.

-Al abrir los ojos verá a Douglas Fairbaks burlarse de la gravedad y a Chaplin del destino.

-¿nunca volverá a haber una juventud capaz de organizar una revolución por unos cuantos versos?

-Es ya vieja costumbre que cada siglo se ignore a si mismo.

-¿Deben los mendigos monologar como príncipes?

-Torgus(Kobbe), La tierra en llamas(Murnau)

-Ante una nueva convención se comprenden mejor las convenciones admitidas

-Un buen guión ha de poder contarse en pocas palabras

-La misma puerilidad  del género puede ser prueba de su fuerza

-Estamos en la etapa medieval del cine

-Ah, si el Sr. Gance renunciase a dar a un maquinista los pensamientos de un héroe clásico

-Las películas antiguas vienen a ser como una visión retrospectiva de los Secretos Olvidados

-(con el cine) cualquier joven tiene ocasión de enamorarse de veinte divinidades efímeras antes de alcanzaar la edad del matrimonio con la hija de unos amigos de la familia.

-Dejémonos en el drama un lugar a lo ilógico. Es la única manera de ser lógicos con nosotros mismos.

-¿Cuándo dejaremos de ver esos actores que solo saben parecer actores?

-La pantalla espiritualiza la taberna, el cuartucho, la botella....

-Ante algunas escenas amorosas tenemos la impresión de "estar de más"

-¿Dónde está esa libertad para el error, ese margen de improvisación, ese descuido en un detalle, característico de las obras verdaderamente geniales?

-La tela blanca del cinematógrafo es impermeable a los alejandrinos del film d´art

-Regador regado, padre del cinema cómico

-En las épocas de decadencia es cuando hay que ser más radicalmente  extremista, y no hay que citar a Danton y Cézanne para demostrarlo

-yo no engendro a gusto por medio de  la copulación abstracta (a propósito del cine puro)

-un arte sin experiencia, sin museo, será un arte singularmente vivo, flexible, ligado a la humanidad y, como ella, pasajero.


sábado, 7 de diciembre de 2013

Tirso de Molina (El melancólico)

-atisbos preromanticos

-El colmenero divino ((1607) auto sacramental

-músicos labradores que glosan el bordoncillo

-dadme pues una coz vos/con botín o con chinela

-que todas nuestras serranas/por lo que tienen de ranas/en el agua son parleras

-el fuego de mi amor la nieve engaña

-cristales con cristales afrentaba

-pagaba el agua en sucesiva risa/contactos suyos

-adoro grillos de voluntades

-boda hay hoy; cena esperamos

-olvidasteis telas de Corte/ por aldeanas palmillas

.-el alma de las camisas

-quien bien ama, tarde olvida

-inmóvil soy a mudanzas

-¿sabes leer? /la cartilla de tu amo

-no envidio/ sino ociosos descansos/de cazas leves y de libros mansos

-midiendo auroras frescas/ con envidiosas cazas y con pescas

-Toda melancolía/ingeniosa, es un ramo de manía/y no hay sabio que un poco/si a Platón damos fe, no toque un poco

-Conde, miraos a un espejo/y vengaréisme de vos

-graciosa rusticidad

-regalo que no hace bulto/¿qué será?

-picando os va la celera

-sabré castigar mis ojos

-todo un plenar

-un Lucifer es si se enoja la duca

-deseos faetones (ardientes)

-remitidlo a la paciencia

-Rogerio es sabio y no habla sino sentencias de estima

-ella es excepción entre esta rustiqueza/de tosca sangre y de común belleza

-amor promete tanto/y paga al cabo en ditas(deudas) mentirosas

-el amar por solo amar/es perfección si es martirio

-que según hace traiciones(el oro)/ no es mucho que ande amarillo

-bonito soy yo para dar celera

-el olvido no tiene jurisdicción en él

-que el amor que había en los dos/es ya un infierno abreviado

-Pues dejad los madrigales/y dadle canciones reales/y redondillas en oro

-

sábado, 30 de noviembre de 2013

Italo Calvino (Si una noche de invierno un viajero) III

-esa envoltura  sirve sólo para proteger cuanto el relato dice y no dice, un aliento interno siempre a punto de dispersarse en contacto con el aire, el eco de un saber desaparecido que se revela en la penumbra y en las alusiones omitidas.

-toda interpretación ejerce sobre el texto una violencia y una arbitrareidad

-adquiría el carácter absoluto de los sonidos que no esperan respuesta, como el canto del último pájaro de una especie extinguida.

-Asomándose desde la abrupta costa es el texto más representativo de las prosa cimeria.

-el cimerio es la última lengua de los vivos...¡es la lengua del umbral¡ Aquí se viene a aplicar el oído al más allá.

-los libros cimerios están todos inacabados -suspira Uzzi-Tuzzi- porque es más allá donde continúan

-una novela que dé la sensación de estar viviendo un desbarajuste que todavía no tiene nombre, no ha tomado forma.

-La novela cimeria Asomándose desde la abrupta costa de Ukko Ahti fue terminada por la novela cimbra Sin temer el viento y el vértigo de Vorts Viljandi.

-jovencitas de ojos alarmantes acaso por demasiado límpidos y demasiado tranquilos.

-profesor Galligani, autoridad académica en literaturas hérulo-altaicas

-Gritó: ¡Malditos señores¡. Mejor dicho: ¡Malditos¡ ¡Señores¡

-Fuera del poblado de Malbork  otra novela de Ahti/Viljandi? ¿o es la misma?

-la figura del autor se ha convertido en plúrima

-manta enfurtida, tejavana de zinc, bergamotos

-una norma de discreción que consiste en mantenerme un poco por debajo de las posibilidades de narrar de las que dispongo.

-Butamatari, dictador con propensiones humanísticas

-un equipo de escritores-sombra

-Organización para la Producción Electrónica de Obras Literarias Homogeneizadas (OPEOLH)


jueves, 28 de noviembre de 2013

Italo Calvino (Si una noche de invierno un viajero) II

-el erizo, el velillo, los dos desconocidos: el color negro sigue pareciéndoseme en circunstanicas tales que atraen mi atención: mensajes que interpreto como una llamada de la noche.

-estoy tratando de leer en la sucesión de las cosas que se me presentan cada día las intenciones del mundo respecto a mí, y avanzo a tientas, sabiendo que no puede existir ningún vocabulario que traduzca a palabras el peso de oscuras alusiones que se cierne sobre las cosas.

-lo importante es que le sea transmitido el esfuerzo que estoy realizando para leer entre las líneas de las cosas el sentido evasivo de lo que me espera.

-una inclinación natural me lleva a reconocer mis estados de ánimo en el inmóvil sufrimiento de las cosas.

-prometiéndome meditarlo con calma respondí de inmediato que si.

-la palabra "evadir" es una de esas que no puedo oir sin abandonarme a un laboreo sin fin de la mente.

-el Sr. Kauderer no está. Pero como el cementerio es la casa de los que no están, entre.

-los instrumentos meteorológicos me ponían en condiciones de señorear las fuerzas del universo y reconocer en ellas un orden.

-volviendo sobre cada periodo para peinar su desgreñamiento sintáctico, manipulando las frases hasta que se ajaban por completo.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Italo Calvino (Si una noche de invierno un viajero)

-la novela recoge aquí fragmentos de conversación que parecen no tener otra función que representar la vida cotidiana de una ciudad de provincias.

-cada conversación que tienen es la continuación de viejas conversaciones.

-para leer bien tu debes registrar tanto el efecto zumbido como el efecto intención oculta, que aún no estás en condiciones (y yo tampoco) de captar.

-que trituren  sus incongruentes quinternos

-asuntos tuyos, allá penas

-rizamantequilla, escurridor para los berros

-compacidad huesuda de Ponko

-el Sr. Kauderer se abotonaba el gabán de flepa insoportablemente feliz

-lenguas botnio-úgricas

-aquellos austeros muros que las manos de  los estudiantes  han historiado con exorbitantes inscripciones mayúsculas y con letreros minuciosos al igual que los cavernículas sentian necesidad de hacer sobre las frías paredes de las grutas para señorear su angustiosa extrañeidad mineral,  familarizarlas, verterlas en su propio espacio interior

-antiguas traumas o meditadas opciones hacen que un universo de discentes y docentes le parezca una pesadilla a tu ánimo sensible y sensato.

-alguien que ha aprendido a no leer

-Asomándose desde la abrupta costa, la única novela que nos dejó uno de los más prometedores poetas cimerios del primer cuarto de siglo, Ukko Athi

-...poco a poco de la trabajosa traducción improvisada de Uzzi-Tuzzi toma cuerpo el diseño de una peripecia, de su jadeante desciframiento de coágulos verbales emerge una narración pormenorizada.

-Me estoy convenciendo  de que el mundo quiere decirme algo, mandarme mensajes, avisos, señales.

-Comprenderéis pues  mi dificultad de hablar de ello, salvo por alusiones.

- Me habla del tiempo, naturalmente en circunstanciados términos técnicos.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Libro de la Cifra Nueva

-el arte perdió su significado para la vida en el momento en que se le separó del culto. Cortó el cordón umbilical y vive vida independiente, sorprendentemente estéril.(...) Mis pequeñas penas y mis dolores de estómago son examinados con un microscopio sub specie aeternitatis. (I. Bergman)

-nunca explico nada(...)Shakespeare corta en momentos extraños. Su manera de cortar parece una puerta por la que entra la poesia. (...) Cuando se está en la cárcel, lo más importante es la puerta (...) Cuando hay una ceremonia siempre hay un perro que pasa por medio (...) (R.Bresson)

-solo se descubren las cosas que se ha pensado durante largo tiempo (...) Hay películas circulares y películas en linea recta.  Renoir combina ambas cosas(...) El cine es el único arte que, como dice Cocteau, filma a la muerte trabajando(...) Según Truffaut, el cine consta de espectáculo (Melies) y de búsqueda (Lumiere) (...) Como cualquier ejercito en tiempos de paz, Cahiers está dividido en clanes.(...) Rodar no ha cambiado mucho mi vida porque ya rodaba cuando escribía críticas.(J.L.Godard)

-tengo un pequeño lema. Siempre  me digo que la lógica es aburrida.(A. Hitchcock)

-No soy paranoico: me acosan(Lang)

-Las cosas narradas no existen fuera de la narración(...)el único tiempo es el tiempo del filme (Resnais)


jueves, 24 de octubre de 2013

Joseph von Sternberg (Festín en una lavanderia china)

--de adolescente estos casos se mulplicaron. Un profesor me llevó a su casa para ayudarme a hacer las tareas, pero la manera en que lo hizo no estaba prevista.(...) Un año después, un chico mayor que yo me dedicó flores y poemas, jurándome que yo sería el centro de su vida si le aceptaba.

-A los 17 años varias noches las pasé en un banco del parque en compañía de unos gatos y una noche decidí ir a un dormitorio común de Bowery, que reflejé en Blonde Venus (1932)

-Nadie ha igualado(a Chaplin) en el modo de describir cómicamente la humillación.

-"Envenenador de pozos" llaman los alemanes a los actores que hacen uso de excentricidades cómicas.

-Achaqué su confesión a la amabilidad francesa

-Los bocetos que (Einsentein) hizo delante de mi seguramente fueron destruidos, porque únicamente se podrían haber exhibido en un círculo minoritario.

-. En la frontera española, durante la guerra civil, no vi más que un maravilloso paisaje. En la Roma de Mussolini, charlé una tarde con él de cine, mientras en Etiopía acaba de ser invadida. Estuve en muchas revoluciones y,  si no caía una bombas a mis pies, no me enteraba de lo que ocurría. Algunos hombres me ofrecieron buenos puestos cuando llegaran al poder y, mucho más tarde, supe que eran comunistas. Hablé con Alexander Berkman y Emma Goldmann antes de ser llevados a Rusia, sin saber que eran anarquistas.

-Mientras buscaba trabajo, llevaba siempre conmigo los Pensamientos de Marco Aurelio

-Hals und Bein bruch  (que haya suerte, en alemán)

-Rosa Bonheur: pintora de animales

-los auténticos exploradores no reían jamás porque lo que habían tenido que soportar les había borrado la sonrisa de la cara.

-Horacio clasificó a los actores en dos categorías: mendigos y bufones

-la diferencia entre la actuación de un niño, un perro, un caballo  y un actor es que este último no opone tanta resistencia.

-no aplaudo después de cada escena, como hacen todos los realizadores

-la actriz que más me impresionó en la vida la vi en un manicomio japonés

-Lubitsh en una ocasión le dijo: "Brindaré a su salud pero si no te importa sólo daré un trago"

-tanto talento sufrirá siempre castigo

-caveat emptor (comprador, cuidado con lo que compras

-el que se sorprendia ante estas irregularidades era considerado un turista

-las ideas se tratan con látigo



 

jueves, 17 de octubre de 2013

José Lezama Lima


-recorrido pendular entre la pesadumbre del círculo y la alegría de la espiral

-en la continuación de mi novela los personajes, como en un pastoreo que desconocen, van hacia otras regiones donde la mismidad se confunde con lo diferenciado.

-el  método cubano de trabajo intelectual es la suma de poquedades

-la caja donde antes  cabía el sombrero de la abuela está lleno de signos aljamiados

-haga todos los días una poquedad escrituraria

-yo no viajo por eso resucito

-lo que apenas conocemos es lo que logra influenciarnos

-el conocimiento exhaustivo  no produce en nosotros resonancias  ni vibraciones

-los gendarmes académicos gustan más de las cadenas causales que de las iluminaciones

-todo lo que es creador se agolpa en un primer plano

-lo que llamo la vivencia oblicua: el timbre telefónico me causa la misma sensación que la contemplación de un pulpo en una jarra minoana.

-los moradores subterráneos egipcios saborean pasteles de azafrán

-¿lo que más admiro de un escritor?  Que maneje fuerzas que lo arrebaten, que parezcan que van a destruirlo. Que se apodere de ese reto y  disuelva la resistencia. Que durante el día tenga pasado y por la noche sea milenario. Que se acerque a las cosas por apetito y se aleje por repugnancia.

-para un alemán, una cantata bachiana y un fragmento metafísico sobre el absoluto hegeliano coinciden.

-es cierto porque es imposible (Tertuliano)

-el rastrear conoce el peso de la hoja y sus destrezas al caer.

-la desdeñosa sabidura mandibular del tiburón-

-por los agujeros de la tierra –todos los saben y ya lo decían los griegos- suelen escaparse las voces de los muertos

-no al rencor hacia atrás

-la relación de Martí en su diario, cuando desembarca, es una dimensión casi egipcia. Al final de su diario pide leche, pide higo. Parece que estamos leyendo el Libro de los Muertos.

-hay  que tener el secreto de las pausas, eso forma parte del arte de la conversación.

 

sábado, 7 de septiembre de 2013

André Breton (Nadja)

-el nombre de surrealismo proviene de Apollinaire
-una de las monstruosidades de la literatura es que nos hace correr el riesgo de ser aprobados por nuestros enemigos
-libro lo compone en agosto de 1927 en la finca de Ango, cerca de Varengeville sur Mer, en Normandia.Su palomar.
-carta de amor acribillada de incorrecciones y  los libros eróticos que carecen de ortografía
-Flaubert con Salammbó no quiso mas que lograr una cierta sensación de color amarillo
-petrificantes coincidencias
-el signo necesita ser traducido, la señal ser obedecida
-cabria repertoriar buen número de pasos intermedios entre los hechos-deslices y hechos-precipicios (p.104)
-apenas alcanzo a ser un azorado testigo
-incomunicabilidad constituye una fuente de placeres sin par
-atravesar Nantes en automóvil y ver aquella mujer, una obrera, creo, acompañada por un hombre, y alzó su mirada. Hubiera debido detenerme.
-entre la imprenta de Le Matin y el bulevar de Estrasburgo, ignoro porqué los pasos siempre me conducen allí
-comprendo bastante mal los acontecimientos y debo confesar mi debilidad por la películas francesas más absolutamente idiotas
-admiración sin límites por  Las desequilibradas representada por  la actriz Blanche Derval
-esa pizca de desclasada que tanto nos gusta
-de nada sirve estar vivo si se está trabajando
-la revelación del sentido de la propia vida no existe o se produce si es a costa del trabajo
-4 octubre por la tarde en la calle Lafayette se produce en encuentro con Nadja, cerca de la librería L´Humanité.
-fin como Gribouille(más tonto que Abundio)
-conversación en la cervecería A la Nouvelle France (que aún existe)
-el agua es llama mojada (Heraclito)
-mi beso le ha dejado la impresión de algo sagrado y de que sus dientes hacían las veces de pequeñas hostias
-la realidad ahora postrada a los pies de Nadja como un perro retozón
-sintiéndose objeto de solicitaciones extremas
-abierto como una puerta batiente
-la belleza será convulsa o no será (remedo de la expresión de Thiers:" la República será conservadora o no será"

jueves, 22 de agosto de 2013

Azorín. Antonio Azorin

-bernegal
-atanor
-un espejo roto, un velón, una careta de colmenero
-melones reverendos, gualdos membrillos, manojos de hierbas olorosas
-acrídido misterioso
-bodegones de Abelardo Parrilla
-cuadros antiguos -que, como están completamente negros, es de suponer que no son malos-
-las cigarras son graves, sacerdotales, dogmáticas, hieráticas
-resignación casi agresiva -y pase la antítesis-
-retesados alfajores
-Nietzsche, Schopenhauer, Stirner -dice el obispo de Orihuela- son los bellos libros de caballerías de hogaño
-el obispo dice: "estos limoncillos son exquisitos; me los mandan de Segorbe una buenas religiosas, que son peritísimas en confitarlos"
-la naturaleza es ciega e indiferente al placer y al dolor
-calle de terreras vientas
-seamos sencillos: declaremos modestamente nuestra incompetencia

domingo, 4 de agosto de 2013

Gil-Albert (Vibración de estío)

-su alma, siempre en éxtasis de sensaciones bellas, sangraba o se recogía temerosa ante el torbellino utilitario y banal del siglo
-tenía el joven señor artista una belleza fina que las gentes incultas encontraban afeminada
-la mayor de su belleza, en sus manos. Manos de príncipe artista. Aquellas manos que Clouet pintó en el maravilloso retrato de Carlos de Valois
-¿intentaba bromear en un exceso de confianza, tan frecuente en ciertas gentes lugareñas?
-repitiéndose siempre todo salpicado de interjecciones fantásticas, desviándose de lo esencial en largos rodeos de contadora de pueblo
-él la despedía quieto en el jardín, los pies sobre  unas hierbas suaves
-los almendros, irreales de tacto y de color, como una gasa muy fina que una deidad abandonara en la huida
-del quicio de la puerta levantose perezosamente un lebrel melado
-esa encantadora sencillez de las mujeres de mundo, que encuentran un arcano de temas y motivos en las fruslerías más vanas.
-a los estetas modernos lanzaré yo este grito innovador: la verdadera Belleza reside en la vejez
-y la felicidad de nuestro siglo era algo distinto, hecho de negocios, de ajetreo, de bullicio. Y el mismo había de luchar por ese ideal que no era el suyo, la triste ironía, en un constante ir y venir, de viajes, de carreras, de preocupaciones mercantiles, recogiendo como premio a sus impulsos un bienestar aburguesado, un automóvil con marca americana y una selección de amistades interesándose al dancing y al boxeo. Una tristeza del porvenir le invadía el alma.
-qué prematuros abatimientos de ánimo ante ese bailable de envidias, de ataques y hasta de burlas
-libro de Miró, fina ampolleta de vidrio fenicio
-el reloj salido y redondo, una campanita sin temple de liturgia
-se quedaba pasmándose el pobre crío de los arreos patricios
-se desbordaba la palabrería levantina del zagal
-avergonzándose ante el joven señor tan fino, que casi semejaba carne de mujer
-la lectura de un libro de acción novelesca y bella, mientras ellas bordaban palmas y racimos sobre un paño de altar, y esos otros momentos más sabrosos de íntimo encanto, porque nadie los premeditó, que llegan con las horas, nos sumergen en un baño plácido y cuando ya pasaron no acertamos a reconstruirlos porque están hechos de nada...y de tantas cosas
-le formaban un corroe una teoría de vírgenes casaderas
-recibiendo aquel ardor rudo y sensual de palabrería se reían las doncellas de la Baronesa
-tenía una belleza jerárquica
-empalidecida del ábside tomaba el sol una lagartija de orfebrería
-
 

martes, 30 de julio de 2013

Dreyer. Reflexiones sobre mi oficio


REFLEXIONES   SOBRE MI OFICIO (DREYER)

-tuvo un proyecto en Somalia que nunca se realizó: El hombre paralizado

-tenemos que utilizar la cámara para suprimir la cámara

-temas reiterados: abstracción, simplificación, cine de la esencia

-quitar maquillaje y perderse en los entresijos de la piel y de la película

-el fondo se debe sentir pero no se debe ver

-hay un plano en el que el actor pasa por una puerta, acompañado de varias sombras; no puede decir cuántas porque no tuve ocasión de contarlas.                                         

-¿Acaso no es verdad que los grandes dramas ocurren en secreto? La tensión es subterránea y sólo se desencadena el dia que llega la catástrofe

-las grandes tragedias suceden de un modo muy corriente y muy poco dramático. Eso es tal vez lo más trágico de las tragedias

-el trabajo del director con los actores es, como sugiere Stanislavski, como el de una comadrona

-compara los jóvenes judíos patriotas (zelotes) con los jóvenes resistentes antinazis

-colaboró con el dramaturgo norteamericano  Blevins Davis para confeccionar el guión de la película sobre Jesús de Nazaret que tenia proyectada

-para ese guíón utilizó como documentación el ensayo del erudito judío Solomon Zeitlin, ¿Quién crucificó a Jesus?

-apropiarse del texto de Kaj Munk para olvidarle a continuación

-yo mismo no entiendo absolutamente nada de fotografia

-a los primeros planos que se deslizan sobre travelling los denomina “primeros planos fluyentes”. En su obra no hay planos/contraplanos

-hay que  establecer un “guión de colores” paralelo al verdadero guión

-la imperfecto vive, lo perfecto está muerto

-no creo en las revoluciones; a menudo, nos hacen recular varios pasos

-la forma de arte que  más se aproxima al cine es la arquitectura

-buscar una película arquitecturizada

-el arte debe describir la vida interior no la exterior

-otro modo de crear abstracción: eliminar la sensación de profundidad y perspectiva. Tender al plano primero en dos dimensiones

-su manera de expresarse y presentarse podría recordar el estilo cortés de las cancillerías

-sus artículos los firmaba con el nombre de Tommen (en danés, Pulgarcito)

-no podemos encontrar en los otros lo que no tenemos en nosotros mismos

-el mayor genio: quien lleva el mayor número de contradicciones (Goethe)

-hay que dar muchos rodeos antes de descubrir cuál es la auténtica vía.

 

 

sábado, 20 de julio de 2013

Goethe. Ifigenia en Tauride

-obsedente recuerdo del paterno atrio

-¿inútil osas reputar tu vida cuando tu ser destila sobre miles de seres dulce bálsamo?

-nunca la sangre bendiciones trajo

-ciñome mi madre el lóbrego capuz de la vida

-

sábado, 6 de julio de 2013

Goethe. "Torcuato Tasso"


-Tasso:agresiva melancolía  paranoica

-creemos tenerlo muy cerca y se mantiene lejos de nosotros: parece mirarnos y seguramente ve espíritus extraños en nuestro lugar

-antiguo vicio es en él ése de preferir la soledad a la compañía. Perdóneselo yo cuando rehúye el abigarrado enjambre de cortesanos y prefiere platicar a solas con su espíritu; pero no puedo aplaudir que huya también de este cerrado círculo de amigos

-no acaba nunca, no da por terminada una cosa; siempre anda corrigiendo, progresa muy despacio.

-sólo merced al favor de las musas pueden reunirse en un sartal tantas rimas dispersas. Y su alma sólo tiene un afán: el plasmar su poema en un todo redondo

-si la posteridad ha de holgarse en su obra no deben sentir impaciencia  los contemporáneos del artista

-que deje de arrullarlo la soledad con sus lisonjas

-quedos labios

-¿Quién hombre, por listo que sea, no encuentra en el Vaticano quien le dé lecciones?

-cada vez más el ánimo va pervirtiéndose y se empeña en encontrar dentro de si mismo es edad de oro que fuera de él no se halla, a pesar de lo poco afortunado que tal intento le resulta

-allí donde impera la moral, imperan ellas y donde la insolencia prevalece, nada son

-hay cosas quei sólo podemos hacer nuestras mediante la moderación y la renuncia. Así dicen que pasa con la virtud y con el amor, que en ella raya

-no habrá Tasso de vagar solitario, flojo y triste perdido entre los hombres y los árboles

-ahinojarse

-sólo entre los demás hombres conócese a si mismo el hombre y únicamente la vida enseña a cada cual lo que es.

-debe prender en esas paredes de mármol la araña su asquerosa urdimbre

-depón en contra tuya

-mágico poder de la poesía que tanto gusta jugar con lo imposible

-el tiempo que obra tantas maravillas

-hago a estas palabras oído de mercader y me trago el reproche

-de temer es lo bello y lo excelente, al modo de una llama

-galanos acentos

-quiere su espíritu aprehender las sumidades de todas las cosas

-tiénente todos

-fantaseas una rara urdimbre de ficciones para tu propio daño

-poderosa deidad es la presencia

-meditados suplicios

-

jueves, 4 de julio de 2013

Pushkin, La hija del capitán


-cuida el traje desde nuevo y el honor desde joven

-aburrido de mirar por la ventana la sucia callejuela, fui a recorrer los salones

-en las maniobras, por ejemplo, llega uno a un pequeño pueblo. ¿Cómo matar el tiempo? Porque todo no va a ser apalear judíos. Quiera uno o no, se acabará yendo a la fonda y poniéndose a jugar al billar.

-Vasilisa Egórovna consideraba los asuntos del servicio militar como los de su hogar y dirigía la fortaleza lo mismo que su casa.

-popesa Akulina Pamfílovna

-cuando estaba escribiendo una elegía y mordisqueaba mi pluma en espera de la rima

-yo solo en mi casa, oyendo el rugido del viento otoñal y mirando por la ventana las nubes que corrían ante la luna, cuando vinieron a llamarme de parte del comandante

-sabiendo que no sacaría nada en limpio de él, le dejó de preguntar y empezó a hablar de los pepinos salados, que Akulina Pamfílovna preparaba de una manera especial

-Yulai, un kalmuko converso

-Si mis apuntes caen en tus manos recuerda que los cambios mejores y más seguros son los que se producen a consecuencia de la mejora de las costumbre, sin ninguna conmoción violenta.

-la fortaleza de Nizhneozérnaia

-no hubiera podido decir en aquel momento si me alegraba mi salvación; tampoco diré que la lamentaba.

-varios bandidos arrastraron hasta el porche a Vasilisa Egórovna, desmelenada y completamente desnuda.

-una pelliza de niño, regalada a un vagabundo, me había salvado del nudo corredizo

-afustes de campaña

miércoles, 26 de junio de 2013

Ludwig Hohl. Matices y detalles


-a menudo obviedades prescritas con sintaxis sibilino-tortuosa.
 

-enigmatizar con marañas estilísticas la moral goethiana


-apóstol calvinista del trabajo y la acción interna
 

-razonables recelos por el complot universal de los farmacéuticos

-lo más difícil: poder descansar en los laureles

-esta fe salvadora no es otra cosa que saber en el más alto sentido, el saber más íntimo.

-luna: disco liquido-igneo

-como a los que de noche ascienden somos

-de los pobres que derrochan o una jueza (título de un capítulo)

-si cabe entender a Homero a temperatura normal –es decir, sin calentarlo con introducciones históricas

-artesanía es una bella reserva, la fijación de un nivel

-neutralidad o de las cartas sin importancia

-cómo se ligan lo grande (lo curiosamente fácil) y nuestros esfuerzos es uno de los enigmas eternos.

-misterio del trabajo: alcanzar paulatinamente todo lo que no era previsible

-por qué aquellos que no sirven para aprendiz de farmacéutico se les deja ser profesores

-dictantes lejanías

-porque es tan fácil escribir es tan difícil

-la salvación siempre tiene que haber ocurrido ahora mismo

-mientras esperes ayuda, no ha de llegar ninguna

-el poeta no opera como el panadero sino como el pescador

-si ningún camino es bueno, elegir el mejor de los peores
-los poetas son prácticos poco prácticos

miércoles, 15 de mayo de 2013

Rousseau. Confesiones XII



-impune de los brazos de la paduana; el

mismo médico no logró tranquilizarme sino con gran trabajo, persuadiéndome de que

estaba conformado de un modo particular que hacía muy difícil que pudiese quedar

infestado; ¿quiere decir que tenia el prepucio muy cerrado?

 
-Aventura amorosa con la morena italiana Zulietta en la góndola.

 
-la Naturaleza no me ha hecho

para gozar; ha colocado en mi mala cabeza el veneno de esta felicidad inefable, cuyo

apetito depositó en mi corazón.(196)

 
-Jamás había creído que sin respeto y estimación se hubiera

podido sentir nada semejante a lo que ella me hizo experimentar. Así que desde las

primeras familiaridades hube conocido el precio de sus gracias y de sus caricias, cuando,

por miedo de perder el fruto, de antemano quise apresurarme a cogerlo; mas de repente, en

vez del fuego que me devoraba, sentí un frío mortal que me recorría todas las venas; las

piernas me flaqueaban, y, sintiéndome desfallecer, empecé a llorar como un niño.

¡Quién fuera capaz de adivinar la causa de mis lágrimas y lo que en aquel instante pasaba

por mi mente!(196)

 
-Yo me decía: este ser que está a mi disposición es la obra maestra de la Naturaleza y del

amor; el espíritu y el cuerpo son perfectos; es tan buena y generosa como amable y bella:

los grandes y los príncipes deberían ser esclavos suyos y a sus pies deberían rendirse los

cetros. Sin embargo, es una miserable cortesana, entregada al público; un capitán mercante

dispone de ella y viene por sí misma a entregarse a mí, sabiendo que nada poseo; a mí, cuyo

mérito, que ella es incapaz de conocer, es nulo a sus ojos. Hay en esto algo de

incomprensible: o mi corazón me engaña, fascina mis sentidos y me convierte en juguete de

una indigna ramera o es fuerza que algún secreto defecto, que yo ignoro, destruya el efecto

del embeleso y la haga odiosa a los que deberían disputársela. Entonces me apliqué a

buscar este defecto, dominado por una lucha interna singular, y ni siquiera se me ocurrió la

idea de que el gálico pudiese tomar parte en ello. La frescura de sus carnes, el brillo de su

tez, la blancura de sus dientes, la suavidad de su aliento, la pulcritud de toda su persona,

alejaban de mí esta idea tan completamente, que, conservando aún alguna duda sobre el

estado de mi salud desde la paduana, hasta sentía el temor de no hallarme bastante sano

para ella; y estoy bien persuadido de que en este punto mi confianza no me engañaba.

Estas reflexiones tan oportunamente sugeridas me conmovieron hasta el punto de hacerme

llorar. Zulietta, para quien era esto un espectáculo nuevo en semejantes circunstancias,

quedó cortada por un momento; mas, habiendo dado una vuelta por el cuarto y pasado por

delante del espejo, comprendió y mis ojos le confirmaron que no era el desagrado la causa

de semejante fiasco, de que no le fue difícil curarme y borrar esta nimia vergüenza(197)

 

Estas reflexiones tan oportunamente sugeridas me conmovieron hasta el punto de hacerme

llorar. Zulietta, para quien era esto un espectáculo nuevo en semejantes circunstancias,

quedó cortada por un momento; mas, habiendo dado una vuelta por el cuarto y pasado por

delante del espejo, comprendió y mis ojos le confirmaron que no era el desagrado la causa

de semejante fiasco, de que no le fue difícil curarme y borrar esta nimia vergüenza; mas en

el momento en que estaba próximo a desfallecer sobre aquel seno, que parecía recibir por

vez primera la boca y la mano de un hombre, observé que le faltaba un pezón. Sorprendí,

examiné y creí que no estaba formado como el otro. Echéme a buscar en mi mente cómo

podía ser eso, y, persuadido de que era debido a un vicio de la Naturaleza, a fuerza de dar

vueltas a esta idea, vi claro como la luz del día que, en la persona de la más encantadora

muchacha que pudiese imaginar, no tenía en mis brazos más que una especie de monstruo,

desecho de la Naturaleza, de los hombres y del amor. Llevé mi estupidez basta el extremo

de hablarle de este pecho defectuoso. Al principio, ella lo tomó a broma, y, con su carácter

bullicioso, dijo e hizo cosas capaces de hacerme morir de amor; mas como yo conservaba

un fondo de inquietud, que no pude ocultarle, vi al fin encenderse su rostro, abrocharse de

nuevo, levantarse, y sin decir palabra ir a asomarse a la ventana. Yo quise colocarme a su

lado; ella se apartó, yendo a sentarse sobre un canapé, levantándose en seguida; y,

paseándose por la estancia, abanicándose, me dijo en tono frío y desdeñoso: Zanetto, Lascia

le donne, e studia la matemática(197)

Carrió era galanteador; fastidiado de no

tratar más que con muchachas que pertenecían a otros, tuvo cl capricho de tener una

también; y, como éramos inseparables, me propuso el arreglo, en Venecia nada raro, de

tomarla para los dos.(197)

 

 

buscó que al fin desenterró una niña de once a doce años, a quien su indigna madre quería

vender. Fuimos a verla juntos; mis entrañas se conmovieron viendo aquella criatura; era

rubia y dulce como un cordero; nadie la hubiera tomado por italiana. En Venecia se vive

barato; dimos algún dinero a la madre y nos encargamos de la manutención de la hija, y,

teniendo ésta buena voz, a fin de procurarle un recurso para vivir, dímosle una espineta y

un maestro de canto. Apenas nos costaba todo esto dos zequíes mensuales a cada uno; mas,

como era preciso aguardar a que estuviese desarrollada, era sembrar mucho antes de

recoger. Sin embargo, satisfechos con ir allí a pasar las veladas, hablando y jugando muy

inocentemente con esta niña, nos divertíamos quizá más gratamente que si la hubiésemos

poseído; tan cierto es que lo que más nos atrae hacia las mujeres es más que la

incontinencia cierto placer que se experimenta viviendo con ellas. Insensiblemente iba

amando a la pequeña Anzoletta, pero con un cariño paternal, en que tan poca parte tenían

los sentidos que a medida que iba aumentando me hubiera sido menos posible que se

dejaran sentir; y yo conocía que me hubiera horrorizado gozar de aquella niña, llegada su

edad núbil, como de un incesto abominable, y vi que los sentimientos del buen Carrió, sin

que él lo echara de ver, seguían el mismo camino. Así nos proporcionamos naturalmente

placeres no menos dulces, aunque muy diferentes de los que nos propusimos al principio; y

estoy cierto de que por más hermosa que hubiese podido llegar a ser a3ue-lla pobre criatura,

lejos de ser jamás los corruptores de su inocencia, habríamos sido sus protectores. La

catástrofe que me ocurrió poco tiempo después de eso no me dejó el necesario para tomar

parte en esta buena obra, y no puedo envanecerme en este asunto más que de la inclinación

de mi alma. Volvamos a mi viaje.(198)

 

Había conocido en Venecia a un vizcaíno amigo de mi querido Carrió, y digno

de serlo de todo hombre de bien. Este amable joven, nacido para poseer todos los talentos y

todas las virtudes, acababa de recorrer Italia para adquirir el gusto de las bellas artes; y,

pareciéndole que nada más tenía que adquirir, quería volverse directamente a su patria. Yo

le dije que las artes no eran más que un descanso para un ingenio como el suyo, apto para el

cultivo de las ciencias, y le aconsejé que para aficionarse a ellas fuese a vivir seis meses en

París. Me creyó y fue allá, donde me esperaba cuando llegué. Su habitación era sobrado

grande para él y me ofreció la mitad, que acepté. Halléle en el fervor de los grandes

conocimientos. Nada estaba fuera de su alcance; todo lo devoraba y digería con prodigiosa

rapidez. ¡Cuánto me agradeció haber procurado este alimento a su espíritu, atormentado por

la necesidad de saber sin que lo sospechase él mismo! ¡ Qué tesoro de luces y de virtudes

encontré en esta alma de temple fuerte! Conocí que era el amigo que me convenía, y

llegamos a ser íntimos. Nuestros gustos no eran iguales, siempre estabamos disputando;

tercos ambos, jamás estábamos acordes en punto alguno, y, sin embargo, no podíamos

separarnos; y, mientras sin cesar nos hacíamos la oposición, ninguno de los dos hubiera

querido que el otro fuese de distinta manera.(200)

 

Ignacio Manuel de Altuna era uno de esos hombres raros que sólo produce España, aunque

demasiado pocos para su gloria. No tenía esas pasiones violentas nacionales, comunes en su

país; la idea de la venganza no podía entrar en su mente, como tampoco podía tener cabida

en su corazón el deseo de la misma. Era demasiado altivo para ser vengativo, y le he oído

decir muchas veces con la mayor sangre fría que ningún mortal podía inferir una ofensa a

su alma. Era galante sin ser tierno; jugaba con las mujeres como si fuesen lindas criaturas.

Se divertía con las queridas de sus amigos, mas nunca le vi tener ninguna ni desearla

tampoco. El fuego de la virtud que alimentaba su corazón no permitió nunca que brotara el

de sus sentidos.

Acabados sus viajes, se casó; murió joven dejando hijos, y estoy persuadido como de mi

propia existencia de q

ue su mujer fue la primera y la única que le hizo conocer los placeres

del amor. En lo exterior era devoto a la española, mas en su interior tenía la piedad de un

ángel.(201)

 

llevado hasta la minuciosidad. De antemano fijaba la distribución del día por horas, cuartos

le hora y minutos, y seguía esta distribución tan escrupulosamente que, si hubiese dado la

hora en el momento en que estaba leyendo una frase, hubiera cerrado el libro sin acabarla.(201) A la vuelta de algunos años debía yo pasar a Azcoitia para vivir

con él en sus tierras.

 

Diríase que sólo logran buen resultado los miserables complots de los malvados; los

inocentes proyectos de los buenos casi nunca se cumplen.(202)

Teresa Le Vasseur, era de buena familia, hija de un oficial de la fábrica de

moneda de Orleáns y de una tendera, los cuales tenían muchos hijos. No funcionando ya la

casa de moneda de Orleáns(202)

 

“Virginidad -exclamé-, ¿se puede buscar en

París a los veinte años? ¡Ah, Teresa mía, ya soy harto afortunado poseyéndote prudente tal

cual eres, y sana, aunque no halle lo que no buscaba!”(203)

 

 

Al principio, me propuse formar su inteligencia, mas fue tiempo perdido. Su capacidad era

lo que la Naturaleza la había hecho; el cultivo y el trabajo no le servían de nada. No me

avergüenzo de confesar que nunca ha sabido leer bien, a pesar de que escribe regularmente.

Cuando fui a vivir en la calle Neuvedes-Petits-Champs en la fonda de Pontchartrain, frente

a mis ventanas había un cuadrante en el cual me esforcé durante más de un mes en hacerle

conocer las horas; hoy día apenas las conoce. Jamás ha podido seguir el orden de los meses

del año, y no conoce una sola cifra, no obstante todo el cuidado que he puesto para

enseñárselas. No sabe contar el dinero ni el precio de nada. La palabra que se le ocurría

hablando, era a menudo la opuesta a lo que quería expresar. Tiempo atrás hice un

diccionario de sus frases para divertir a la señora de Luxembourg, y sus quid pro quos han

sido célebres en las reuniones que he frecuentado. Sin embargo, esta persona tan limitada, y

si se quiere tan estúpida, razona de un modo excelente en las ocasiones difíciles. A menudo

en Suiza, en Inglaterra, en Francia, en las catástrofes que he sufrido, ella ha visto lo que yo

mismo no veía; me ha dado los mejores consejos, me ha sacado de peligros en que yo

ciegamente me precipitaba(203)

Personas de

reconocida integridad colocadas en situaciones difíciles, maridos engañados> mujeres

seducidas, partos clandestinos, he aquí los asuntos más comunes; y el que más enriquecía la

Casa de Expósitos era siempre el más aplaudido. Esto me sedujo; formé mi modo de pensar

conforme a lo que veía ser corriente entre personas tan amables, y muy buenos sujetos en el

fondo, diciéndome: “Ya que son éstas las costumbres del país, cuando se vive en él bien

pueden seguirse”. He aquí la salida que yo necesitaba, y me resolví a seguirla

gallardamente sin el menor escrúpulo; y el único que tuve que vencer fue el de Teresa, por

quien me vi en los mayores apuros para hacerle adoptar este medio, único de salvar su

honor. Su madre, que temía además una nueva invasión de chiquillos, vino a apoyarme, y

entonces se dejó convencer. Buscóse una comadrona prudente y segura, llamada la señorita

Gouin, que vivía en la esquina de San Eustaquio, para confiarle este secreto, y, llegada la

ocasión, Teresa fue acompañada por su madre a casa de la Gouin para dar a luz. Yo fui

varias veces a verla. Le llevé una cifra que hice por duplicado en dos tarjetas, y se puso una

en las mantillas del niño, que fue depositado por la comadrona en la Casa de Expósitos, del

modo acostumbrado- Al año siguiente, vuelta a lo mismo, menos la señal, que fue olvidada.

Ya no fue preciso ninguna reflexión de mi parte, ni el asentimiento de su madre: Teresa

obedecía, si bien con dolor. Sucesivamente se verán todas las vicisitudes que esta conducta

fatal ha producido en mi modo de pensar, así como en mi destino. Entre tanto atengámonos

a esta primera época, pues sus consecuencias, tan crueles como imprevistas, me obligarán(211)

 

Bellegarde, que fue a poco condesa de Houdetot. La primera vez que la vi era la víspera de

su casamiento; estuvo hablándome largo rato con esa encantadora familiaridad que le es

natural. Yo la encontré muy amable; pero estaba bien lejos de prever que esta joven sería

algún día el árbitro de mi destino, y me arrastraría, aunque inocentemente, al abismo donde

yazgo ahora(212)

 

LIBRO OCTAVO (1749)

Me sirve la

memoria mientras de ella me fío, pero, desde el momento en que confío el recuerdo al

papel, me abandona, y cuando escribo una cosa no la recuerdo ya más. Esto me sucede

también con la música. Antes de aprenderla, sabía de memoria innumerables canciones,

mas tan luego como supe cantar con el papel delante, no he podido retener ninguna; y dudo

mucho que pudiese recitar una completa aun de las que más me han gustado.(215)

 

Lo que recuerdo muy claramente en el caso presente es que, al llegar a Vincennes, me

hallaba presa de una agitación que parecía un delirio. Diderot lo notó: le expliqué la causa y

le leí la Prosopopeya de Fabricio, escrita con lápiz debajo de una encina. Me exhortó a dar

libre vuelo a mis ideas y a concurrir al certamen. Así lo hice, y desde ese momento me

perdí. Todo el resto de mí vida y de mis desdichas fue el inevitable efecto de este momento

de extravío(215)

 

Mis sentimientos se acomodaron con una rapidez inconcebible al tono de mis ideas. El

entusiasmo por la verdad, la libertad y la virtud ahogó todas mis pequeñas pasiones; y lo

mas sorprendente es que esta efervescencia subsistió en mi corazón durante más de cuatro o

cinco años, llegando a tan alto grado como jamás haya existido en otro corazón humano.

Escribí este discurso de modo muy singular, que casi siempre be seguido en todas mis

demás obras. Le consagraba los insomnios de mis noches. Meditaba en el lecho con los

ojos cerrados, y volvía y revolvía los períodos en mí mente con inexplicable dificultad;

luego, cuando quedaba satisfecho de ellos, los conservaba en mi memoria hasta que pudiese

trasladarlos al papel; pero al tiempo de levantarme y vestirme, todo se me olvidaba y,

cuando me había colocado frente al papel, no recordaba nada de lo que había compuesto.

Ocurrióseme tomar por secretario a la señora Le Vasseur. La había alojado con su hija y su

marido más cerca de mí, y venía a mi casa todas las mañanas, para ahorrarme un criado, a

encender lumbre y hacerme la comida. A su llegada, desde la cama le dictaba el trabajo de

la noche; y este sistema, que he seguido durante mucho tiempo, me ha evitado muchos

descuidos (215)

 

Los que, en una carta que han querido atribuirme, me han hecho decir

que no había reído más que dos veces en mi vida, no me conocieron en aquel tiempo, ni en

mi juventud; pues seguramente no se les hubiera ocurrido semejante idea.(218)

 

acabó de fermentar en mi corazón esta

primera levadura de heroísmo y de virtud que mi padre, mi patria y Plutarco habían

depositado en él. Nada me pareció tan grande y bello como el ser libre, virtuoso, superior a

la fortuna y a la opinión, y bastarse a sí mismo.(218)

Mi tercer hijo fue también entregado a la inclusa, así como los dos siguientes, pues en total

fueron cinco los que tuve. Este proceder me pareció tan bueno, tan sensato, tan legítimo,

que, si no me jactaba de ello, sólo fue por respeto a la madre; pero lo dije a todos los que

conocían nuestras relaciones; se lo revelé a Diderot, a Grimm, posteriormente a la señora de

Épinay, a la de Luxembourg, y esto libre y francamente, sin ninguna necesidad y pudiendo

ocultarlo fácilmente, a todo el mundo; pues la Gouin era una buena mujer muy discreta y

con la cual podía contar con toda confianza. El único amigo con quien tuve interés en

franquearme fue el médico Thierry, que cuidó a mi pobre tía en uno de sus partos, que fue

muy dificultoso; en una palabra, mi conducta nunca fue misteriosa, no solamente porque

nunca he sabido ocultar nada a mis amigos, sino porque efectivamente no veía en ello

ningún mal. Bien considerado todo, escogí para mis hijos lo mejor o lo que creí ser mejor.

Yo hubiera querido y quisiera todavía haber sido criado y educado como lo han sido ellos.

 

efecto sino ponerme en ridículo, y empezaron

por desprestigiarme para difamarme después. Más que mi celebridad literaria, fue mi

reforma personal, que data de esa época, lo que me atrajo sus celos; tal vez me habrían

perdonado que brillara en el arte de escribir; mas no pudieron perdonarme que diera con mi

conducta un ejemplo que parecía importunarles. Yo había nacido para la amistad; mi

carácter comunicativo y dulce la mantenía sin trabajo. Mientras viví ignorado del público,

fui querido de cuantos me conocieron, y no tuve un solo enemigo; mas tan luego como tuve

un nombre, perdí todos los amigos. fue un gran infortunio; pero mucho más grande fue

todavía el yerme rodeado de gentes que tomaban este nombre, y que no emplearon el

derecho que les daba sino para arrastrarme a mi perdición. La continuación de estas

Memorias desenvolverá esta odiosa trama; aquí no manifiesto más que su origen; pronto se

verá formarse el primer nudo(222)

 

acallando la voz de la vanidad, de cajero de un asentista

pasé a ser copista de música. Creí haber ganado mucho con esta elección; y tan cierto es

que no me he arrepentido, que no la he dejado sino por necesidad y con el propósito de

volver a ella en cuanto pueda.(222)

 

Empecé la reforma por mi traje; me quité el oropel y las medias blancas; adopté una peluca

sencilla; dejé la espada; vendí mi reloj, diciendo para mis adentros con increíble

satisfacción: gracias al cielo, ya no tendré necesidad de saber qué hora es. El señor de

Francueil tuvo la amabilidad de esperar todavía mucho tiempo antes de nombrar a otro

cajero; mas al fin, viendo que mi resolución era irrevocable, puso en mi lugar al señor de

Alibard, antiguo preceptor del joven Chenonceaux, y conocido en la Botánica por su Flora

parísiensis.(223)

 

La víspera de Navidad, mientras las mujeres estaban en vísperas y yo me

hallaba en el concierto espiritual, forzaron la puerta de un granero, donde estaba tendida

toda nuestra ropa blanca, después de una colada que se acababa de hacer. Todo lo robaron,

y, entre otras, cuarenta y dos camisas mías de hilo muy fino que constituían lo mejor de mi

ropa blanca.(223)

 

Esta aventura

me curó de mi pasión por la ropa blanca lujosa, y desde entonces la he usado siempre muy

común, adecuada a mi porte.(223)

 

había

presenciado, puesto que tenía sin reconocerle ante su vista al autor que decía haber visto

tanto. Lo más singular de esta escena fué el efecto que en mi ánimo produjo. Aquel hombre

era ya de cierta edad, no tenía aire de presumido ni de fatuo; su rostro anunciaba un hombre

de mérito y su cruz de San Luis acusaba un antiguo oficial. A pesar de su insolencia y a

pesar mío, se me hacía interesante; a medida que iba vomitando sus mentiras, yo me

sonrojaba, bajaba los ojos, me hallaba sobre espinas, y a veces buscaba allá en mi interior si

habría algún medio de creer que estaba en un error y obraba de buena fe. En fin, temiendo

que alguno me reconociese y afrentase al narrador, me apresuré a tomar mi chocolate sin

decir una palabra y, bajando la cabeza al pasar por delante de él, salí lo más pronto que me

fué posible, mientras los circunstantes hacían comentarios sobre su relato- Cuando llegué a

la calle, me encontré sudando a chorros; y estoy seguro que si alguien me hubiese

reconocido y llamado antes de salir, me hubiera visto avergonzado y corrido como un

culpable, sólo por el sentimiento del pesar que hubiera tenido que sufrir aquel pobre

hombre si se hubiese descubierto su mentira.(232)

Heme aquí llegado a uno de esos momentos críticos de mi vida, donde es difícil
 
 
concretarme sencillamente a narrar, porque es casi imposible que la narración misma no
lleve impreso un carácter de censura o de apología. Con todo, procuraré referir cómo obré y
en virtud de qué motivos, sin añadir alabanzas ni vituperios.(231)
 
Durante muchos meses, después de comer iba a pasearme solo por el Bosque de
Bolonia, meditando asuntos para obras, y no volvía hasta la noche.(239)
 
Íbamos en un coche particular, que nos conducía con los mismos
caballos a pequeñas jornadas. Yo bajaba a menudo y andaba a pie. Apenas estábamos a la
mitad del camino, cuando Teresa manifestó repugnarle altamente quedarse sola en el coche
con Gauffecourt, y cuando, a pesar de sus ruegos, quería yo bajar, ella hacia lo mismo y
seguía andando. Yo la reñía por este capricho, y hasta me opuse al fin a que siguiera
haciéndolo, de modo que acabó por verse obligada a declararme el motivo. Yo creí delirar,
me pareció cosa del otro mundo, cuando supe que mi amigo el señor de Gauffecourt, que
tenía más de sesenta años, gotoso, impotente, gastado por los placeres, desde nuestra salida
se afanaba en corromper a una mujer que ya no era joven ni hermosa y pertenecía a su
amigo, y esto por los medios más bajos y vergonzosos, hasta el extremo de presentarle su
bolsillo, de procurar tentarla con la lectura de un libro abominable y con las figuras infames
de que estaba lleno. Teresa, indignada, le tiró el libro por la portezuela; y supe que
habiendo tenido que acostarme el primer día sin cenar a causa de una violenta jaqueca, él
había empleado todo el tiempo que estuvieron solos en tentativas y manejos más dignos de
un sátiro y de un mico que de un hombre honrado a quien había fiado mi compañera y meconfiaba yo mismo. ¡Qué sorpresa! ¡Qué opresión de corazón para mí enteramente nueva!
Yo, que hasta entonces habla creído que la amistad era inseparable de todos los
sentimientos buenos y nobles, que constituyen todo su encanto, me vela por primera vez en
la vida obligado a hermanarla con el desdén, a retirar la confianza y la estimación a un
hombre a quien apreciaba y de quien me creía apreciado. El desdichado me ocultaba su
torpeza, y yo me vi obligado a ocultarle mi desprecio, a fin de no exponer a Teresa, y a
guardar en el fondo de mi corazón sentimientos que debía ignorar.
 
En el castillo de la señora Epinay, esta arregló una casita aislada –Ermitage- para dejársela al misántropo Rousseau.
 
(referido a la instalación de Voltaire en Ginebra y la aversión mutua)Desde entonces tuve a Ginebra por perdida y no me equivoqué. Quizá
hubiera debido ir a desafiar de frente la tempestad, si me hubiese sentido bastante fuerte.
Pero ¿qué habría hecho yo solo, tímido, sin saber hablar, contra un hombre arrogante,
opulento, sustentado con el apoyo de los grandes, dotado de una brillante locuacidad, y
siendo ya el ídolo de las mujeres y de los jóvenes?(243)
 
 
Quiero ser siempre justo y verídico, decir de los demás lo
bueno en cuanto me sea posible, no decir jamás lo malo sino en cuanto a mí me atañe, y me
vea obligado a ello.(254)
 
LIBRO NOVENO  (1756)
 
en París, sumergido en el torbellino del gran mundo, la
sensualidad de los convites, el brillo de los espectáculos, los humos de la vanagloria,
siempre venían a arrancarme suspiros y a avivar mis deseos los bosquecillos, los riachuelos
y mis paseos solitarios.(246)
 
Además de esto, a pesar de mi natural pereza, era laborioso cuando quería serlo;
y mi pereza no era tanto la de un hombre amigo de no hacer nada como la del que quiere
ser independiente y le gusta -~ trabajar a su voluntad.(246)
 
conocí que el escribir para ganar dinero pronto hubiera abogado mi ingenio y muerto mi
talento, que estaba más en mi pluma que en mi corazón, y que era hijo de un modo de
pensar elevado y altivo, único que podía alimentarlo. Una pluma venal no puede dar nada
grande y vigoroso. La necesidad, tal vez la avidez, me hubiera hecho trabajar atendiendo
más a la cantidad que a la calidad.(246)
 
siempre he creído que la condición de
autor no podía ser ilustre y respetable sino estando lejos de ser un oficio(247). El bosque de Montmorency era  su cuarto de estudio.
 
 
¿cuál es la forma de gobierno propia para
formar al pueblo más virtuoso, más ilustrado, más prudente, mejor en fin, tomando esta
palabra en su sentido más lato? Había creído ver que esta cuestión se relacionaba
íntimamente con esta otra, si bien era diferente: ¿cuál es el gobierno que, por su naturaleza,
está siempre más cerca de la ley?; y de aquí, ¿qué es la ley? y una cadena de cuestiones de
igual importancia. Veía que todo esto me conducía a grandes verdades, útiles a la felicidad
del género humano, pero sobre todo a la de mi patria, donde, en el viaje que acababa de
hacer, no habla encontrado las nociones de la ley y de la libertad bastante rectas ni bastante
claras a mi modo de ver; y habla creído que este modo indirecto de enseñársela era el más a
propósito para no ofender el amor propio de sus miembros y hacerme perdonar el haber
visto algo más que ellos en este punto.(248)
 
proyecto de libro no realizado: La
moral sensitiva o el materialismo del sabio.(251)
 
no puedo meditar sino andando; tan luego como me detengo, no medito
más; mi cabeza anda al compás de mis pies.(251)(Esta idea la copio Nietz)
 
Sin embargo, había tenido la precaución de
pertrecharme de un trabajo de gabinete para los días de lluvia, y fué mi Diccionario de
música, cuyos materiales dispersos, mutilados e informes hacían necesario casi empezar de
nuevo. Trajeme algunos libros que para ello necesitaba; había pasado dos meses sacando
extractos de muchos otros, que me prestaban en la biblioteca del rey, de los cuales me
permitieron llevar alguno al Ermitage. He aquí mis provisiones para compilar en casa
cuando el tiempo no me permitiese salir y me fastidiase de copiar. Este arreglo me venía
tan bien que me sirvió así en el Ermitage como en Montmorency y luego también en
Motiers, donde acabé esta tarea mientras hacía otros trabajos, hallando siempre que un
cambio de trabajo es un descanso.(251)(Esta idea la copio Marx)
 
Aunque desde hacía algunos años iba con bastante frecuencia al campo, casi era sin gozar
de él, y estos viajes, verificados siempre en compañía de personas presuntuosas,
inutilizados siempre por la falta de libertad, no hacían más que exaltar mi afición a los
placeres campestres, cuya imagen veía tan de cerca para sentir más su privación. Estaba tan
aburrido de los salones, de los juegos de agua, de los bosquecillos, de los jardines y de los
todavía más fastidiosos cicerones de todo esto; estaba tan cansado de folletos, de
clavicordios, de tresillo, de enredos, de insípidas agudezas, de desabridas monadas, decuentos y de cenas, que cuando divisaba algún sencillo espinar, un vallado, una granja, un
prado; cuando al pasar por una aldea percibía el olor de alguna tortilla con perifollo; cuando
a lo lejos oía el rústico estribillo de la canción de las pastoras, renegaba del arrebol, de los
falbalás y del ámbar; y, echando de menos la comida de casa y el vino del cosechero, de
buena gana hubiera dado de bofetones al jefe de la partida o anfitrión que me hacían comer
a la hora en que ceno, y cenar a la hora de dormir; (252)
 
¿Qué pensará, pues, el lector cuando yo le diga,
con toda mi veracidad, de que al presente no puede dudar, que desde el primer momento
que la vi hasta hoy día jamás he sentido por ella la menor llama de amor; que no la deseé
poseer más que a la señora de Warens, y que la necesidad de los sentidos, satisfecha con
ella, ha sido para mí únicamente la del sexo, sin que hubiese nada personal? ¿Creerá que,
formado de otro modo que los demás hombres, fuí incapaz de sentir el amor, puesto que
www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS.
- 254 -
para nada entraba en el afecto que me han inspirado las mujeres que más he querido?
Paciencia, ¡oh, lector!, el momento funesto se acerca y harto desengañado has de quedar(253)
Corito?
256
 
Polisinodia, o pluralidad de
consejos,(259)
 
¿Cómo era posible que, dotado de un temperamento tan ardiente, con un corazón
todo amor, no hubiese éste ardido en su llama por un objeto determinado una vez siquiera?
Me vela próximo a las puertas de la vejez, devorado por la necesidad de amar sin haberla
podido satisfacer jamás, y a morir sin haber vivido. (261)
 
y he ahí al grave ciudadano de
Ginebra, al austero Juan Jacobo, convertido de improviso en el extravagante pastor, a eso
de los cuarenta y cinco años. Aunque tan repentina y loca, la especie de embriaguez que de
mi se apoderó fué tan viva y duradera que para curar de ella fué necesaria la imprevista y
terrible crisis de los males en que me precipito.(261)
 
Por poco que me haya conocido, el lector lo habrá adivinado. La
imposibilidad de alcanzar los objetos reales me lanzó al país de las quimeras; y no viendo
nada real que satisficiese mi delirio, lo distraje con un mundo ideal que mi imaginación
creadora pobló en breve de seres conformes con las aspiraciones de mi corazón. Jamás vino
tan a propósito este recurso ni resultó tan fecundo. En mis continuos éxtasis me embriagaba
a más no poder con los sentimientos más dulces que jamás hayan entrado en el corazón del
hombre.(262)
 
 
Desde entonces Voltaire ha publicado la réplica que
me habla prometido, pero sin enviármela, y es la novela Cándido, de que no puedo hablar,
porque no la he leído.(263)
coloqué mis jóvenes pupilas en Vevai(…)A fuerza de repetirse estas ficciones, al fin tomaron más consistencia y se fijaron en mi
cerebro bajo una forma determinada. Entonces fué cuando tuve el capricho de estampar en
el papel algunas de las situaciones que aquellas me ofrecían; y recordando cuanto en mi
juventud había sentido, dar así libre vuelo, en cierto modo, a los deseos que no había
podido satisfacer, y que me devoraban. (264)
Después de los severos principios que yo acababa dé establecer con
tanto aparato, después de los austeros principios que había predicado tan vigorosamente,
después de tan mordaces invectivas contra los libros afeminados que respiraban amor y
molicie, ¿podía darse nada más inesperado, nada más chocante que yerme repentinamente
inscrito por mí mismo entre los autores de estos libros por mí tan duramente castigados?(266)
zagalejo o refajo
Vino, la vi, y como estaba ebrio de amor sin objeto, esta embriaguez
fascinó mis ojos, y este objeto se fijó en ella; vi a mi Julia en la señora de Houdetot, y a
poco no vi más que a la señora de Houdetot, pero revestida de todas las perfecciones con
que acababa de adornar al ídolo de mi corazón. Para acabar de trastornarme, me habló de
Saint-Lambert como amante apasionada. ¡Oh fuerza contagiosa del amor! Oyéndola,
hallándome a su lado, me sentía dominado de un temblor delicioso que jamás había
experimentado junto a nadie. Ella hablaba y yo me sentía conmovido; creía no hacer más
que tomar interés por sus sentimientos cuando en realidad los experimentaba semejantes,
tragaba a grandes sorbos el veneno del que sólo gustaba la dulzura. En fin, sin que uno ni
otro lo notásemos, me inspiró todo lo que expresaba sentir por su amante. ¡Ay de mí! Cuán
tarde se me ocurrió y cuánto me hizo sufrir arder en una pasión, tan desgraciada como viva,
por una mujer cuyo corazón llenaba otro amor.(270)
pronto vi, en las bromas de éste sobre mis excursiones silvestres, con
qué fruición habían convertido al eremita en enamorado pastor.(279)
¿Os acordáis de
aquel hombre de la comedia, que grita dando palos: he aquí el oficio del filósofo?(281)
y cuán frecuentemente la audacia y la altivez están de parte
del culpable, mientras el inocente se halla confuso y avergonzado.(290)
Pero ya es tiempo de entrar en la exposición de la gran revolución de mi
destino, de la gran catástrofe que ha dividido mi vida en dos partes tan distintas, y que ha
hecho que de una causa muy leve hayan resultado tan terribles efectos.(291)
 
LIBRO  DECIMO (1758)
extremo del jardín en que se hallaba mi habitación. Esta torrecilla, que
terminaba en forma de terrado, estaba situada sobre el valle y estanque de Montmorency, y
me ofrecía por término de la perspectiva el sencillo pero respetable castillo de Saint-
Gratien, retiro del virtuoso CatinatEn este lugar, entonces cubierto de hielo, fué donde sin
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abrigo contra el viento y la nieve, y sin otro fuego que el de mi corazón, en el espacio de
tres semanas compuse mi Carta a D'Alembert acerca de los espectáculos (304)
En el mismo pueblo de Saint-Brice tenía al librero Guerin, hombre de talento, instruido,
amable y de los de más jerarquía en su clase. Éste me hizo conocer a Juan Néaulme, librero
de Amsterdam, corresponsal y amigo suyo, quien posteriormente imprimió el Emilio.(310)
Pero la indolencia, el descuido y las dilaciones en
los pequeños deberes que tenía que llenar, me han hecho más daño que los grandes vicios.
Mis peores faltas han sido de omisión: raras veces he hecho lo que no debía hacer, y
desgraciadamente aun he hecho menos veces lo que convenía.(313)
Las mujeres de París, dotadas de tanta penetración, no tienen acerca de esto idea
alguna exacta; y a fuerza de querer que pudiese ahorrar gastos, me arruinaban. Si cenaba
algo lejos de mi casa, en vez de permitir que enviase por un coche, la señora de la casa
hacía enganchar los caballos para volverme; ella quedaba contenta evitándome el gasto de
los veinticuatro sueldos del fiacre, pero no pensaba en el escudo que yo regalaba al lacayo y
al cochero. Una mujer me escribía desde París al Ermitage o a Montmorency, y pensando
que su carta me había de costar cuatro sueldos de porte, me la remitía por uno de sus
criados, que llegaba sudando a mares, y a quien daba yo de comer y un escudo que
seguramente tenía bien ganado.(316)
317
Aunque hasta entonces no fuesen muy interesantes por los hechos, yo
conocía que podían llegar a serlo por la franqueza que era capaz de usar; y resolví formar
con ellas una obra única, por su veracidad sin ejemplo, a fin de que a lo menos una vez
siquiera pudiese verse a un hombre tal como es interiormente. Siempre me había reído de la
falsa sinceridad de Montaigne, quien, fingiendo confesar sus defectos, pone gran cuidado
en no atribuirse sino aquellos que tienen carácter agradable; cuando yo, que siempre me he
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- 318 -
creído, y bien considerado, aun me creo el mejor de los hombres, estoy convencido de que
no hay interior humano, por puro que sea, que no tenga algún vicio feo. Yo sabía que se me
presentaba a los ojos del público bajo un aspecto tan poco parecido al mío, y a veces tan
disforme, que, a pesar de lo malo, de que no quería callarme nada, no podía menos de ganar
aun mostrándome tal cual soy.(318)
En este solitario edificio fué donde me dieron a escoger entre los cuatro departamentos que
encerraba completos, además de los bajos, que contenían un salón de baile, una sala de
billar y una cocina. Tomé la más pequeña y modesta, situada sobre la cocina, que tuve
también. Reinaba allí una limpieza encantadora; el moblaje era blanco y azul. En esta
profunda y deliciosa soledad, en medio de los bosques y de las aguas, de los variados
conciertos de los pájaros, percibiendo el perfume de la flor de naranjo, fué donde compuse
en un continuo éxtasis el quinto libro de Emilio, cuyo colorido bastante fresco debo en gran
parte a la impresión del sitio donde escribía.(320)
sentí por ellos una amistad que no es permitido
sino entre iguales.(321)
325
En el momento en que escribo esto, acabo de recibir los peligrosos avances de una
mujer joven que tiene puestos en mí sus peligrosos ojos; pero si ella ha fingido olvidar mis
doce lustros, yo me he acordado de ellos. Después de salir de este paso, no temo las
recaídas, y respondo de mí para el resto de mis días.(334)
La corrupción es igual en todas partes; ya no existen virtudes ni
buenas costumbres en Europa; pero si aun queda algún cariño hacia ellas, debe buscarse en
París.
Con todo, es necesario aun hacer otra
distinción; esta lectura no es seguramente a propósito para esa clase de personas de ingenio
que sólo son astutas y que no tienen penetración sino para comprender el mal, y que no ven
nada en donde no debe verse más que el bien. Por ejemplo, si Julia se hubiese publicado en
cierto país, que me callo, estoy seguro de que nadie hubiera concluido su lectura y que
habría muerto al nacer. (335)
 
Richardson tiene el mérito de haberlos
presentado bien caracterizados todos: mas en cuanto a su número, precisamente es lo que
tiene de común con los más insípidos novelistas; que a fuerza de personajes y de aventuras
suplen su esterilidad. Es muy fácil despertar la atención presentando incesantemente caras
nuevas y acontecimientos inauditos, que pasan como las figuras de la linterna mágica; pero
sostener esta atención con los mismos objetos y sin maravillosos acontecimientos es a la
verdad más difícil, y si, en igualdad de condiciones, la sencillez de la acción aumenta la
belleza de la obra, las novelas de Richardson, superiores en tantos otros puntos, no podrían
en éste entrar en paralelo con las mías. Actualmente ha muerto, lo sé y no ignoro la causa;
pero resucitará.(336)
Apareció a principios del carnaval. Un vendedor de libros la llevó a la princesa de Talmont
, un día de baile en la Ópera. Después de cenar se hizo vestir para ir al baile, y, mientras
llegaba la hora, se puso a leer la novela. A medianoche ordenó que enganchasen y siguió
leyendo. Fueron a decirle que el coche estaba dispuesto, y nada respondió. Viendo sus
criados que iba siendo tarde, fueron a advertirla que eran las dos de la madrugada. “No hay
prisa aún”, replicó, siempre leyendo. Más tarde, viendo su reloj parado, llamó para
preguntar la hora; le contestaron que eran las cuatro. “Siendo así -dijo-, es demasiado tarde
para ir al baile; que desenganchen”. Se hizo desnudar, y pasó el resto de la noche leyendo(336)
el abate de Boufflers, joven tan brillante cuanto es posible serlo,(339)
El beso que más me sorprendió fué el
de la señora de Mirepoix; pues también estaba presente. La señora maríscala de Mirepoix
tiene un temperamento extremadamente frío, es muy honesta y reservada, y me parece que
no está completamente exenta de la altivez propia de la casa de Lorena. Nunca había hecho
gran caso de mí. Sea porque me halagase este inesperado honor, y procurase aumentar su
precio, o que este abrazo llevase de su parte algo de esa conmiseración que es natural en los
corazones generosos, ello es que hallé en su acción y en su mirada no sé qué de enérgico
que me llegó al alma. Pensando con frecuencia nuevamente en ello, he sospechado después
que, no ignorando la suerte a que estaba condenado, no había podido evitar un momento de
compasión por mi destino(358)
Por
otra parte mi aspecto era poco imponente para que me sirviesen bien; y es sabido que en
Francia los caballos de posta no corren sino dando latigazos al postillón. Creí suplir el
ademán y las palabras pagando con exceso; esto fué peor aun. Me tomaron por un patán
que viajaba por encargo y que iba en posta por vez primera en su vida. Desde entonces no
me dieron sino rocines, siendo juguete de los postillones, y acabé por donde hubiera debido
empezar> teniendo paciencia y resignándome a callar e ir como mejor les pluguiese.(359)
Se nos predica
mucho el perdón de las ofensas; indudablemente es una virtud muy hermosa, pero que yo
no tengo.(359)
Asimismo recordé los Idilios, de Gessner, que me había enviado su traductor Hubert, hacia
algún tiempo. Estas dos ideas se refrescaron de tal modo en mi memoria, se mezclaron de
tal suerte en mi mente, que probé a reunirlas tratando el tema del Levita de Efraim al estilo
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de Gessner. Ese estilo bucólico y candoroso parecía poco a propósito para un asunto tan
atroz, y tampoco era de presumir que mi situación me sugiriese ideas muy risueñas para
amenizarlo. Apenas lo hube ensayado, cuando me sorprendió lo florido de mis ideas y la
facilidad con que las vertía. En tres días compuse los tres primeros cantos de este pequeño(360)
y estoy seguro de no haber hecho en mi vida
otra obra en que reine una pureza de costumbres más tierna, tan colorido más fresco,
pinturas más candorosas, mayor propiedad, una sencillez más al gusto antiguo en todo, y
esto a pesar de lo horrible del asunto, que en el fondo es abominable; de suerte que además
tuve el mérito de la dificultad vencida. Si el Levita de Efraim no es la mejor de mis obras,
será siempre para mí la más querida. Jamás la he vuelto a leer, ni lo haré sin sentir el
aplauso interno de un corazón sin hiel, que, lejos de agriarse por sus desdichas, se consuela
consigo mismo, y en sí mismo encuentra medio de desquitarse.(360)
y en vez de permanecer en palacio me hubiese vuelto a mi cama a dormir
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tranquilamente la fresca mañana, ¿se hubiera decretado igualmente mi prisión? Tesis
magna de que depende la solución de muchas otras, y para el examen de la cual no es inútil
tener presentes la hora del decreto conminatorio y la del decreto real. Ejemplo grosero, pero
palpable, de la importancia de los menores detalles en la exposición de los hechos, cuyas
secretas causas se buscan, para descubrirlas por inducción(361)
LIBRO DUODÉCIMO (1762)
 
 
-Lo que jamás he podido soportar es la
habladuría de las tertulias, donde están todos sentados unos enfrente de otros, sin tener más
que afilar la lengua. Cuando se va de camino, cuando se pasea, vaya con Dios; a lo menos
los pies y los ojos hacen alguna cosa; pero permanecer quieto, con los brazos cruzados,
hablando del tiempo que hace y de las moscas que vuelan, o, lo que es peor, dirigirse
mutuos cumplidos, es para mí un suplicio insoportable.
-Después que hubo marchado, Montmollin dió nuevo impulso a sus manejos, y el populacho
ya no conoció freno alguno. Yo, sin embargo, seguía paseándome tranquilamente en medio
de los gritos, y dando nuevo incentivo a mis paseos la afición a la botánica, que iniciada al
lado del doctor de Ivernois, me hacia recorrer el país herborizando, sin inmutarme por los
clamores de toda aquella canalla, cuyo furor se excitaba con mi sangre fría.(388)
-La ociosidad de las
reuniones es mortal por ser forzada, la del aislamiento es encantadora por ser libre y
voluntaria. Estando en compañía, me mortifica no hacer nada, por lo mismo que estoy
obligado a ello: fuerza es permanecer allí clavado en una silla o en pie, plantado como una
estaca, sin mover pies ni cabeza, sin atreverme a correr, saltar, gritar, ni gesticular cuando
me viene en voluntad, sin atreverme aun a meditar, teniendo a la vez todo el fastidio de la
ociosidad y todo el tormento de la sujeción; obligado a prestar atención a todas las tonterías
que se dicen y a todos los cumplimientos que se hacen y a fatigar incesantemente mi
espíritu para no dejar de colocar a mi vez mi equivoquillo y mi embuste. ¿Y a esto se llama
ociosidad? Esto es un trabajo propio de forzados.(393)
-El sosiego que yo deseo no es el de un haragán que permanece con los brazos cruzados en
total inacción, y no piensa, porque no se mueve. Es a la vez el de un niño que se mueve sin
cesar para no hacer nada y el de un viejo chocho que divaga, en tanto que sus brazos
permanecen quietos. Me gusta ocuparme en hacer bagatelas, empezar mil cosas sin acabar
ninguna, ir y venir a mí antojo, cambiar de proyecto a cada instante, seguir el vuelo de una
mosca, querer perforar una roca para ver lo que está debajo, emprender con ardor un trabajo
de diez años y abandonarlo sin pesar a los diez minutos, malgastar el día entero sin orden ni
concierto, y no seguir más que el capricho del momento(394)
-Mis plegarias son más raras y más secas; mas, al contemplar un
hermoso paisaje, me siento conmovido sin saber por qué. He leído que un sabio obispo, al
visitar su diócesis, halló una vieja que, por toda oración, no sabía decir más que ¡Oh!, y le
dijo: “Buena vieja, continuad rogando siempre así; vuestra oración vale más que las
nuestras. Esta mejor oración es también la mía.”(395)
-Se dice
de Fagon, primer médico de Luis XIV, el cual nombraba y conocía perfectamente todas las
plantas del Jardín Real, que se hallaba tan ignorante en cl campo que no conocía ninguna.
Yo soy precisamente lo contrario: conozco algo de lo que produce la Naturaleza, pero nada
del arte del jardinero.(395)
-conejos para poblana(¿)
-Experimentaba un goce singular viendo quebrarse las ondas
a mis pies. Allí veía un trasunto del mundano bullicio y de la paz de mi mansión; y esta
idea me enternecía a veces hasta el punto de sentir las lágrimas correr por mis mejillas. No
turbaba este sosiego, que disfrutaba con apasionamiento, más que el temor de perderlo;
pero esta inquietud era tal, que llegaba a menoscabar aquella dulzura.(396)
-Sólo una cosa me espantaba en este viaje: era la ineptitud
y la adversión que tuve siempre por la vida activa a que iba a yerme condenado. Nacido
para meditar a mis anchas en la soledad, no era a propósito para hablar, agitarme, tratar de
negocios entre los hombres..(399)
-Estaba seguro de que, saliendo así de mi esfera acabaría por serles
inútil y labrar mi desgracia.(339)
-Por mi parte, lo declaro altamente y sin temor: cualquiera que, aun sin haber leído
mis obras, examinando por sus propios ojos mis sentimientos, mi carácter, mis costumbres,
mis inclinaciones, mis placeres, mis hábitos, pueda creerme un malvado, es un hombre
digno de la horca.(403)
FIN
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