domingo, 20 de abril de 2014

Jacques Cazottes (El diablo enamorado)-

-Terrateniente realista. Inspector en la isla Martinica. Miembro de  la secta iluminista de Claude Saint Martin

-se decidió a ejecutar un recitativo obligado.

-Ah, Biondetta¡ -me decia- !Si no fueses un ser imaginario¡ !Si no fueses aquel horrible dromedario¡

-Era inconcebible ver hasta qué punto la ternura, el candor y la ingenuidad podían aliarse a la aguda penetración que brillaba en su mirada.

-Este científico parlamento en una boca tan infantil, esta propuesta algo brusca de proporcionarme maestro, me produjeron un leve estremecimiento, algo de aquel sudor frio que ya había sentido bajo la bóveda de Portici.

-la obligación de someterme a la cicisbeatura (galanteo)

-¿Es esto -me dije- lo que yo tomaba por un fantasma encarnado, por una masa de brillantes vapores conjuntados únicamente para imponerse a mis sentidos?

-Hablan muy mal de las posadas españolas, y tienen razón

-Mezclados con egipcios y egipcias

-Tu especie rehuye la verdad; sólo cegándoos es posible haceros felices

-¡Ah, entonces yo sólo viviré para vengarla en mi mismo!


Guiso emocional



-Sobre   finito cocido, una pizca de infinito crudo:  el más dulce de los manjares dañinos.


-Paladeando infracciones, guisar evidencias. 


- Bajo el insulso caos, el  sabroso orden