miércoles, 30 de enero de 2013

J. J. Rousseau. Confesiones II


Su padre tuvo que irse de Ginebra por un altercado.

Estancia de estudio en Rossey. Amistad de infancia.

Elemento sensual en los castigos de la señorita  Lambercier

¿Quién creería que este castigo de chiquillo, recibido a la edad de ocho años, por mano de una mujer de treinta, fue lo que decidió mis inclinaciones, gustos y pasiones por todos los días de mi vida y precisamente en sentido contrario del que podría naturalmente imaginarse? (7)