jueves, 28 de noviembre de 2013

Italo Calvino (Si una noche de invierno un viajero) II

-el erizo, el velillo, los dos desconocidos: el color negro sigue pareciéndoseme en circunstanicas tales que atraen mi atención: mensajes que interpreto como una llamada de la noche.

-estoy tratando de leer en la sucesión de las cosas que se me presentan cada día las intenciones del mundo respecto a mí, y avanzo a tientas, sabiendo que no puede existir ningún vocabulario que traduzca a palabras el peso de oscuras alusiones que se cierne sobre las cosas.

-lo importante es que le sea transmitido el esfuerzo que estoy realizando para leer entre las líneas de las cosas el sentido evasivo de lo que me espera.

-una inclinación natural me lleva a reconocer mis estados de ánimo en el inmóvil sufrimiento de las cosas.

-prometiéndome meditarlo con calma respondí de inmediato que si.

-la palabra "evadir" es una de esas que no puedo oir sin abandonarme a un laboreo sin fin de la mente.

-el Sr. Kauderer no está. Pero como el cementerio es la casa de los que no están, entre.

-los instrumentos meteorológicos me ponían en condiciones de señorear las fuerzas del universo y reconocer en ellas un orden.

-volviendo sobre cada periodo para peinar su desgreñamiento sintáctico, manipulando las frases hasta que se ajaban por completo.

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