jueves, 4 de julio de 2013

Pushkin, La hija del capitán


-cuida el traje desde nuevo y el honor desde joven

-aburrido de mirar por la ventana la sucia callejuela, fui a recorrer los salones

-en las maniobras, por ejemplo, llega uno a un pequeño pueblo. ¿Cómo matar el tiempo? Porque todo no va a ser apalear judíos. Quiera uno o no, se acabará yendo a la fonda y poniéndose a jugar al billar.

-Vasilisa Egórovna consideraba los asuntos del servicio militar como los de su hogar y dirigía la fortaleza lo mismo que su casa.

-popesa Akulina Pamfílovna

-cuando estaba escribiendo una elegía y mordisqueaba mi pluma en espera de la rima

-yo solo en mi casa, oyendo el rugido del viento otoñal y mirando por la ventana las nubes que corrían ante la luna, cuando vinieron a llamarme de parte del comandante

-sabiendo que no sacaría nada en limpio de él, le dejó de preguntar y empezó a hablar de los pepinos salados, que Akulina Pamfílovna preparaba de una manera especial

-Yulai, un kalmuko converso

-Si mis apuntes caen en tus manos recuerda que los cambios mejores y más seguros son los que se producen a consecuencia de la mejora de las costumbre, sin ninguna conmoción violenta.

-la fortaleza de Nizhneozérnaia

-no hubiera podido decir en aquel momento si me alegraba mi salvación; tampoco diré que la lamentaba.

-varios bandidos arrastraron hasta el porche a Vasilisa Egórovna, desmelenada y completamente desnuda.

-una pelliza de niño, regalada a un vagabundo, me había salvado del nudo corredizo

-afustes de campaña

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