jueves, 25 de abril de 2013

Rousseau. Confesiones X


-observado que el propietario y el poseedor son a menudo dos personas muy distintas, aun

dejando aparte los maridos y los amantes.

-Vio una vincapervinca (flor rara)

-Puede decirse muy bien

que no empecé a vivir hasta que me tuve por muerto.

-“Cuando me veáis

próximo a la muerte, llevadme a la sombra de una encina; os prometo revivir”.

-pecorea de las abejas

 


Lo menos he aprendido veinte

veces las églogas de Virgilio, de las que no sé una palabra.(151)

Dije para mí: “Voy a tirar esta piedra contra el árbol situado enfrente de mí: si le toco, será

señal de salvación; si yerro, signo de condenación”. Al decir esto lanzo la piedra con

trémula mano y estremeciéndose horriblemente mi corazón, mas con tan buena fortuna, que

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di de lleno en medio del tronco, lo que ciertamente no era muy difícil, pues había tenido

buen cuidado de escogerlo cercano y muy grueso. Desde entonces no he dudado más de mi

salvación. No sé si al recordar este rasgo he de reírme o compadecerme a mí mismo.

Felicitaos, grandes hombres, vosotros que seguramente os reís; pero no insultéis mi miseria,

pues os juro que la siento perfectamente.(152)

Familiarizándose, preciso era hablar de mi mismo, decir de dónde venía, quién era. Esto me

molestaba, pues conocía muy bien que entre personas distinguidas, como entre meretrices,

la palabra neófito iba a aplastarme.(155)

¡Qué deliciosas comidillas hacía allí solo,

leyendo algunas páginas de novela! Porque leer comiendo fue siempre mi mayor capricho,

a falta de mejor compañía: es el suplemento de la sociedad que me falta. Alternativamente

devoro una página y un bocado; es como si mi libro comiese conmigo.(167)

El tiempo puede levantar muchos velos. Si mi

memoria llega a la posteridad, quizá sepa ésta algún día lo que tenía que decir. Entoncessabrá por qué me callo.(169)

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