embelesado por el detalle y con la
mente puesta más en la excelencia de la estrategia que en la victoria
-los buenos alpinistas suelen ser
amantes del silencio
-figuras caprichosas que en la
jerga de los alpinistas se denominan seracs
-ambos intercambiaron en cierto
modo sus papeles al morir; surge la pregunta, quizá absurda, de si, al menos en
pequeña medida, no habría podido suceder lo mismo…¿mientras vivieron?
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