domingo, 21 de abril de 2013

Rousseau. Confesiones IX


-En 1732 llega a Chambery y comienza a desempeñar un empleo en el catastro. Tiene 20 años.

Claudio Anet era, sin disputa, un hombre raro y el único en su

género que he conocido: lento, grave, reflexivo, circunspecto en su conducta, frío en sus

maneras, lacónico y sentencioso en sus palabras; sus pasiones eran de una secreta

impetuosidad que le devoraba, encerrada en su interior, y que en toda su vida no le arrastró

más que una vez a cometer un disparate, pero terrible: el de envenenarse.

-Cantatas que sabia de memoria: el amor picado por una abeja (Clerambault), Los amores dormidos (Bernier)

-Nada temo tanto en el mundo como una

mujer hermosa en traje de casa o de mañana; la temería mil veces menos estando

compuesta.

-Se dice que entre los mahometanos, a la hora del alba, pasa un hombre por la calle para dar

a los maridos orden de cumplir con su deber conyugal. Yo a semejante hora hubiera sido un pésimo turco.

 

-Menage a trois la señora Warems, Rusó y Claudio Anet.

-Si volviese a la vida de sociedad, llevaría siempre un dominguillo en

mi faltriquera, y me estaría jugando todo el día para no tener que hablar cuando no supiese

qué decir. Si todos hiciesen lo mismo, los hombres serían menos perversos, su trato más

formal y, a mi entender, más agradable. Finalmente, y ríanse cuanto quieran los burlones,

yo afirmo que la única moral aplicable al presente siglo es la del dominguillo.

-La señora warens(que era una manirrota) quería establecer en chambery un jardín real de plantas

-¿Qué pasiones? - me preguntarán -. Pequeñeces; las cosas más pueriles del mundo; pero

que me afectaban como si se hubiese tratado de la posesión de Elena o del trono del

Universo.

-¡Ah! ¡Si una sola vez en mi vida hubiera gustado en toda su plenitud todas las

delicias del amor, creo que mi frágil existencia no hubiera podido resistirlo y hubiera

muerto al instante!

-La lectura de las desgracias imaginarias de

Cleveland, ardorosamente hecha y frecuentemente interrumpida, creo que me hizo más

daño que las propias.

-Instalarse con la señora Warens en Charmettes, cerca de Chambery.

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