sábado, 9 de febrero de 2013

J.J. Rousseau. Confesiones III


Así he pasado mi vida, anhelante y callado, junto a las personas que más he amado. No atreviéndome a declarar mi afición, la entretenía por medio
de conexiones que despertaban su recuerdo en mi alma: Estar a los pies de una mujer
imperiosa, obedecer sus mandatos y tener que pedirle mil perdones, eran para mi placeres
inefables, y cuanto mayor impulso comunicaba mi viva imaginación a mi sangre, tanto más parecía un amante tímido.
(Rousseau, proto-Masoch)

He aquí cómo
mi carácter tímido, mis sentidos y mi imaginación novelesca se aunaron para conservar intacta la honestidad y puros los sentimientos, por efecto precisamente de una pasión que
tal vez me habría sumido en un abismo de torpes deleites de haber sido menos vergonzoso. -

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario