sábado, 7 de abril de 2012

Valery (Eupalinos II)

-nadie se daba cuenta, ante una masa delicadamente aliviada, y de tan sencilla apariencia, de ser conducido a una especie de dicha por curvaturas insensibles, por inflexiones ínfimas y todopoderosas, y por esas hondas combinaciones de lo regular y lo irregular, por él introducidas y disimuladas y conseguidas, tan imperiosas como indefinibles. Por ellas el espectador ambulante, dócil a su invisible presencia, pasaba de una a otra visión, y de los grandes silencios a los murmullos de deleite, a medida que se adelantaba, retrocedía, volvía a acercarse, y vagaba por el radio de la obra, por ella movido y puro juguete de la admiración. "Es menester -dice este varón de Megara- que mueva mi templo a los hombres como el objeto amado les mueve".


-a fuerza de construir -díjome sonriente- creo que acabé construyéndome a mi mismo

-construirse, conocerse a si mismo ¿serán dos actos o no?

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