-los rapsodas tenían concurso cada cinco años en Epidauro,
donde había un templo consagrado a Asclepios.
-ni Metrodoro de Lampsaco, ni Stesímbroto de Taso, ni
Glaucón, ni ninguna de los que han existido hasta ahora, está en posición de
decir sobre Homero tanto ni cosas tan bellas como yo.
-¿Homero trata de distintos objetos que todos los demás poetas?
¿No habla principalmente de la guerra, de las relaciones que tienen los hombres
entre sí, sean buenos o malos, sean particulares o públicos, de la manera que
los dioses conversan entre sí y con los hombres, de lo que pasa en Urano y en
el Hades, de la genealogía de los dioses y de los héroes? ¿No es esa la materia
que constituye la poesía de Homero?
-con respecto a mí,
no sé más que decir sencillamente la verdad, cual conviene a un hombre de poco
talento.
-ese talento que
tienes de hablar bien sobre Homero no es en ti un efecto del arte, como decía
antes, sino que es un no sé qué virtud divina que te transporta, virtud
semejante a la piedra que Eurípides ha llamado magnética, y que los más llaman
piedra Heráclea (…) se ve a veces una larga cadena de trozos de hierro
suspendidos unos de otros y todos estos anillos sacan su virtud de esta piedra.
En igual forma, la musa inspira a los poetas, éstos comunican a otros su
entusiasmo y se forma una cadena de inspirados.
-no es mediante el
arte sino por el entusiasmo y la inspiración que los buenos poetas épicos
componen sus bellos poemas. Lo mismo sucede con los poetas líricos. Semejantes
a coribantes, que no danzan sino cuando están fuera de sí mismos, los
poetas no están con sangre fría cuando
componen sus preciosas odas, sino que desde el momento en que toman el tono de
la armonía y el ritmo, entran en furor y
se ven arrastrados por un entusiasmo igual al de las bacantes que en sus movimientos y en su embriaguez
sacan de los ríos leche y miel, y cesan de sacarlas en el momento en que cesa
su delirio.
-Nos dicen que semejantes a abejas, vuelan aquí y allá por
los jardines y vergeles de las musas, y que recogen y extraen de las fuentes de
miel los versos que cantan. (…) el poeta es un ser alado, ligero y sagrado, incapaz de producir mientras el
entusiasmo no le arrastra y le hace salir de sí mismo. Hasta el momento de la
inspiración todo hombre es impotente de hacer versos y pronunciar oráculos.
-cada poeta solo puede sobresalir en la clase de
composición a la que le arrastra la musa.(…) y todos son mediados fuera del
género de su inspiración.
-el objeto que Dios
se propone al privarles del sentido y servirse de ellos como ministros, a la
manera de los profetas y otros adivinos inspirados, es que, al oírles nosotros,
tengamos entendido que no son ellos los que dicen cosas tan maravillosas, puesto
que están fuera de su buen sentido, sino que son órganos de la divinidad que
nos hablan por su boca.
-tengamos entendido
que no son ellos los que nos dicen cosas tan maravillosas, puesto que
están fuera de su buen sentido, sino que son órganos de la divinidad que no
hablan por su boca.
-Tínnicos de Cálcide es una prueba bien patente de ello.
No tenemos de él más pieza en verso que sea digna de tenerse en cuenta, que su
Peán (Oda en honor a Apolo), que todo el mundo canta, la oda más preciosa que
se haya hecho jamás, y que, como él mismo dice, es realmente una producción de
las musas. Me parece que la divinidad
nos ha dejado ver en él un ejemplo patente para que no quede la más mínima duda
de que si bien estos bellos poemas son humanos y hechos por la mano del hombre
son, sin embargo, divinos, y que los poetas no son más que sus intérpretes.
-Para hacernos
conocer esta verdad, el dios ha querido cantar con toda intención la oda más
bella por boca del poeta más mediado.
-¿y vosotros los rapsodas no son, a su vez, los
interpretes de los poetas?
--necesito estár muy atento a los movimientos que en los
espectadores se producen, porque si les hago llorar, yo me reiré y cogeré el
dinero; mientras si les hago reir, yo lloraré y perderé el dinero que esperaba
como rapsoda.
-¿ves ahora cómo el espectador es el último de estos
anillos que, como decía, reciben los unos de los otros la virtud que comunica
la piedra Heráclea (o magnética)?
-el rapsoda, tal
como tú, el actor, es el anillo intermedio, y el primer anillo es el poeta
mismo. Por medio de estos anillos el dios atrae el alma de los hombres por
donde quiere, haciendo pasar su virtud de los unos a los otros. Y lo mismo que
sucede con la piedra imán, está pendiente de él una larga cadena de coristas,
de maestros de capilla, de submaestros, ligados por los lados a los anillos que
van directamente a la musa.
-un poeta está ligado a una musa, otro poeta a otra musa,
y nosotros decimos a esto estar poseído, dominado puesto que el poeta no es, sui juris, sino que pertenece a la musa.
-Ion, cuando se hace mención de Homero, pareces sumamente
afluente, mientras que permaneces mudo tratándose de los demás poetas (…) y es
que el talento que tienes de alabar a Homero no es en ti efecto del arte, sino
de una inspiración divina.
-no juzgamos mediante la medicina las mismas cosas que
conocemos por pilotaje.
-porque tu eres rapsoda
y no eres cochero.
-los hermosos intercolumnios están rodeados de sangre.
-¿el rapsoda sabrá
mejor que el piloto de qué manera debe hablar el que manda una nave batida por
la tempestad?
-¿cómo, Ion, siendo tú el mejor rapsosa de la Hélade,
andas de ciudad en ciudad recitando versos y no estás al frente del ejército?
No hay comentarios:
Publicar un comentario