miércoles, 29 de noviembre de 2017

Platón (Ion o de la poesía)

-los rapsodas tenían concurso cada cinco años en Epidauro, donde había un templo consagrado a Asclepios.

-ni Metrodoro de Lampsaco, ni Stesímbroto de Taso, ni Glaucón, ni ninguna de los que han existido hasta ahora, está en posición de decir sobre Homero tanto ni cosas tan bellas como yo.

-¿Homero trata de  distintos objetos que todos los demás poetas? ¿No habla principalmente de la guerra, de las relaciones que tienen los hombres entre sí, sean buenos o malos, sean particulares o públicos, de la manera que los dioses conversan entre sí y con los hombres, de lo que pasa en Urano y en el Hades, de la genealogía de los dioses y de los héroes? ¿No es esa la materia que constituye la poesía de Homero?

-con respecto a mí, no sé más que decir sencillamente la verdad, cual conviene a un hombre de poco talento.


-ese talento que tienes de hablar bien sobre Homero no es en ti un efecto del arte, como decía antes, sino que es un no sé qué virtud divina que te transporta, virtud semejante a la piedra que Eurípides ha llamado magnética, y que los más llaman piedra Heráclea (…) se ve a veces una larga cadena de trozos de hierro suspendidos unos de otros y todos estos anillos sacan su virtud de esta piedra. En igual forma, la musa inspira a los poetas, éstos comunican a otros su entusiasmo y se forma una cadena de inspirados.

-no es mediante el arte sino por el entusiasmo y la inspiración que los buenos poetas épicos componen sus bellos poemas. Lo mismo sucede con los poetas líricos. Semejantes a coribantes, que no danzan sino cuando están fuera de sí mismos, los poetas  no están con sangre fría cuando componen sus preciosas odas, sino que desde el momento en que toman el tono de la armonía y el ritmo, entran en furor y se ven arrastrados por un entusiasmo igual al de las bacantes  que en sus movimientos y en su embriaguez sacan de los ríos leche y miel, y cesan de sacarlas en el momento en que cesa su delirio.

-Nos dicen que semejantes a abejas, vuelan aquí y allá por los jardines y vergeles de las musas, y que recogen y extraen de las fuentes de miel los versos que cantan. (…) el poeta es un ser alado, ligero  y sagrado, incapaz de producir mientras el entusiasmo no le arrastra y le hace salir de sí mismo. Hasta el momento de la inspiración todo hombre es impotente de hacer versos y pronunciar oráculos.

-cada poeta solo puede sobresalir en la clase de composición a la que le arrastra la musa.(…) y todos son mediados fuera del género de su inspiración.

-el objeto que Dios se propone al privarles del sentido y servirse de ellos como ministros, a la manera de los profetas y otros adivinos inspirados, es que, al oírles nosotros, tengamos entendido que no son ellos los que dicen cosas tan maravillosas, puesto que están fuera de su buen sentido, sino que son órganos de la divinidad que nos hablan por su boca.

-tengamos entendido  que no son ellos los que nos dicen cosas tan maravillosas, puesto que están fuera de su buen sentido, sino que son órganos de la divinidad que no hablan por su boca.

-Tínnicos de Cálcide es una prueba bien patente de ello. No tenemos de él más pieza en verso que sea digna de tenerse en cuenta, que su Peán (Oda en honor a Apolo), que todo el mundo canta, la oda más preciosa que se haya hecho jamás, y que, como él mismo dice, es realmente una producción de las musas. Me parece  que la divinidad nos ha dejado ver en él un ejemplo patente para que no quede la más mínima duda de que si bien estos bellos poemas son humanos y hechos por la mano del hombre son, sin embargo, divinos, y que los poetas no son más que sus intérpretes.

-Para hacernos conocer esta verdad, el dios ha querido cantar con toda intención la oda más bella por boca del poeta más mediado.

-¿y vosotros los rapsodas no son, a su vez, los interpretes de los poetas?

--necesito estár muy atento a los movimientos que en los espectadores se producen, porque si les hago llorar, yo me reiré y cogeré el dinero; mientras si les hago reir, yo lloraré y perderé el dinero que esperaba como rapsoda.

-¿ves ahora cómo el espectador es el último de estos anillos que, como decía, reciben los unos de los otros la virtud que comunica la piedra Heráclea (o magnética)?

-el rapsoda, tal como tú, el actor, es el anillo intermedio, y el primer anillo es el poeta mismo. Por medio de estos anillos el dios atrae el alma de los hombres por donde quiere, haciendo pasar su virtud de los unos a los otros. Y lo mismo que sucede con la piedra imán, está pendiente de él una larga cadena de coristas, de maestros de capilla, de submaestros, ligados por los lados a los anillos que van directamente a la musa.


-un poeta está ligado a una musa, otro poeta a otra musa, y nosotros decimos a esto estar poseído, dominado puesto que el poeta no es, sui juris,  sino que pertenece a la musa.

-Ion, cuando se hace mención de Homero, pareces sumamente afluente, mientras que permaneces mudo tratándose de los demás poetas (…) y es que el talento que tienes de alabar a Homero no es en ti efecto del arte, sino de una inspiración divina.

-no juzgamos mediante la medicina las mismas cosas que conocemos por pilotaje.

-porque tu eres rapsoda  y no eres cochero.

-los hermosos intercolumnios están rodeados de sangre.

-¿el rapsoda sabrá mejor que el piloto de qué manera debe hablar el que manda una nave batida por la tempestad?

-¿cómo, Ion, siendo tú el mejor rapsosa de la Hélade, andas de ciudad en ciudad recitando versos y no estás al frente del ejército?




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