-San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino, las dos figuras
culminantes de la escolástica cristiana del siglo XIII
-San B. representa la pervivencia de la tradición
agustiniana frente al movimiento de innovación aristotélico.
-3 hechos que determinan la renovación espiritual de su
época: fundación de las universidades, creación de los órdenes mendicantes y la
introducción del aristotelismo.
-S.Buenaventura (XIII), Duns Scoto (XIV), Guillermo de Occam
(XV)
-la obra entera de Raimundo Lulio es completamente
ininteligible, si se hace abstracción del simbolismo de San B. y de su doctrina
de las iluminaciones intelectuales y morales
--San Anselmo, Hugo y Ricardo de San Victor, San B. reúnen
en si la genial especulación y la contemplación mística.
-tesis: Universalidad de la materia ( procede del filósofo
judío del s.XI. Salomon Ibn Gabirol), y Pluralidad de las formas sustanciales
(de donde surge la metafísica de la luz). También se aborda la Teoria de las
razones seminales, de origen estoico.
-El Itinerario es un plano-guía para ese viajero o peregrino
de Dios -viator- que es el hombre en su paso por el mundo.
-establece cuál es la finalidad de este itinerario, a saber:
hallar la paz del alma, la paz extática. Esta es la suprema finalidad.
-la búsqueda de esa paz exige como raíz y punto de partida
un determinado temple o disposición de ánimo, que no es otro que el anhelo,
amor o deseo. Tal disposición se logra por dos medios: por el clamor de la
oración (per clamorem orationis) y
por el fulgor de la especulación ( per
fulgorem speculationis)
-el segundo no basta sin el primero: no basta la lección sin
la unción, la especulación sin la devoción, la investigación sin la admiración,
la inteligencia sin la humildad…
-Y la puerta, la única puerta para entrar rectamente en esta
vía es Cristo crucificado.
-Luego: clamor de la oración+fulgor de la especulación>
amor, anhelo elevado>paz extática
-puede decirse que la búsqueda de Dios implica ya su
posesión. Dios está en el principio y en el término de ese camino que el alma
debe recorrer.
--el Itinerario -trasunto de la vida misma del cristiano- culmina con la Apex mentis, el exceso o visión extático, punto en el que el alma sale de sí misma para sumirse en la contemplación directa de la luz divina y descansar en ella.
--el Itinerario -trasunto de la vida misma del cristiano- culmina con la Apex mentis, el exceso o visión extático, punto en el que el alma sale de sí misma para sumirse en la contemplación directa de la luz divina y descansar en ella.
-el subsuelo de la operación intelectual, del esfuerzo
especulativo, lo constituye la fe, o más exactamente (no se trata de una fe
cualquiera, sino cualificada, que San Anselmo denomina “viva” u “operosa”) es
estado de gracia del alma, conseguido mediante la “ferviente oración”
-supuesta la fe, se necesita todavía la gracia, es decir, el
auxilio divino porque no podemos levantarnos por nosotros mismos sino mediante
el poder (virtus) superior que nos eleve.
-por eso la oración es mater
et origo sursumactionis (madre y origen de la elevación)
-la gracia se obtiene por la oración; la justicia, por una
vida santa; la ciencia, por la meditación; la sabiduría, por la contemplación.
-San Anselmo habla de operosa
fides, San Buenaventura, de operosa
ratio.
-Tres son las etapas y seis los grados, dos para cada etapa.
Las etapas corresponden a los tres aspectos principales del alma, según que se
vuelve hacia las cosas exteriores (sensualidad), hacia dentro de sí misma
(espíritu), o hacia lo que está por encima de ella (mente)
-a estos aspectos subjetivos corresponden en las cosas otros
objetivos: para la sensualidad, las cosas corporales aparecen como
“vestigios”(vestigia) de la divinidad; para la mirada espiritual, el alma se
muestra a sí misma como “imagen” (imago)
de Dios; para la mirada mental, la que está sobre nosotros, es decir,Dios
mismo, se ofrece como primer principio y como “luz”(lumen) de la Verdad.
-Vestigia, imago, lumen.
-cada unos de estos modos se escinde en dos: según se
considere a Dios como alfa y omega o como por espejo (ut per speculum) y como en espejo(ut in speculo). Dos formas de hallar a Dios: 1-alusiva, Dios se nos
muestra de modo transeúnte, las cosas nos transfieren a Él, 2-modo manente,
encontramos a Dios en las mismas cosas, función ya no alusiva sino ostensiva.
-De ahí resultan 6 grados o elevaciones o iluminaciones
Per speculum(por la imagen)
|
In speculo(en la imagen)
|
||
vestigia
|
Sentidos (sensus)
|
Imaginación (imaginatio)
|
|
imago
|
Razón (ratio)
|
Entendimiento(intellectus)
|
|
lumen
|
Inteligencia (intelligentia)
|
Ápice de la mente o chispa de la sindéresis (apex mentis seu
synderesis scintilla)
|
|
-equipara los seis grados con los seis escalones del trono
de Salomón y las seis alas del serafín
que se apareció a San Francisco en su visión del monte Alvernia -el mismo lugar
de la meditación de San B., y asimilándolo a los seis días de la Creación. El
séptimo escalón recoge la paz extática y final del itinerario.
-consideremos cada uno de los grados:
-1ºGrado: especulación
de Dios por vestigios.
La noticia sensible de las cosas creadas revela al
entendimiento o “sentido interior” la suma potencia, sabiduría y bondad del
Creador, que en aquéllas reluce. Se opera este conocimiento en tres formas:
1) contemplación o intelección natural de las propiedades de
las cosas (entendimiento contemplante);
descubre peso, número, medida, modo, especie, orden, substancia, potencia y
operación.
2) intelección de lo que la fe nos comunica acerca de ellas
(entendimiento creyente); considera
el origen, transcurso y término del mundo, es decir, la ordenada sucesión de
los tiempos
3) raciocinio o inferencia (entendimiento raciocinante); observa que hay una jerarquía
ontológica en las cosas, en virtud de la cual unas sola existen, otras existen
y viven, y otras existen, viven y disciernen.
2º grado: Especulación de Dios en sus vestigios:
-En todas las cosas corporales que forman el macrocosmos y
que entran en nuestra alma -o microcosmos- por las puertas de los cinco
sentidos, contemplamos a Dios.
La percepción sensible ofrece tres aspectos: aprensión,
delectación y juicio
-la percepción sensible ofrece tres aspectos: la
aprehensión, la delectación y el juicio.
-la Aprehensión
es la sensación o percepción propiamente dicha, y por ella llegan al alma las
propiedades de las cosas en cuanto corpóreas;
-pero la sensación va acompañada de goce estético, el cual
varia de cualidad con el sentido; ésta es la Delectación, que se origina en virtud de cierta proporción y
que puede revestir tres modos, según se considere: belleza, speciositas, pulchritudo- en razón
de la especie o forma de la cosa -proporción o armonía de sus partes
visibles; o moderacion, suavitas en razón de su potencia o virtud -proporción
o medida de lo que podría llamar intensidad de la sensación; oído y olfato-; o
en fin, salubridad, salubritas, en razón de la eficacia u operación proporcionalidad
o adecuación entre la necesidad vital del sujeto y el efecto causado en él por
la impresión sensible, gusto y tacto-.
-y en fin, Juicio:
nos dice por qué algo es deleitoso, encontrando la razón de ello en una
proporción de igualdad que en sí misma es ajena a la grandeza o pequeñez de la
cosa, así como a sus cambios y mutaciones. Las razones del juicio abstraen lugar,
tiempo y movimiento, o lo que es lo mismo: el juicio depura y abstrae la
especie sensible, haciéndola entrar en la potencia intelectiva.
-en la belleza, suavidad y salubridad, dadas en la
delectación, especulamos a Dios como belleza, suavidad y salubridad primeras y
supremas, y como fuente verdadera de todo deleite.
-en las razones abstractas -o sea, independientes de lugar,
tiempo y mudanza- especulamos a Dios como verdad primera.
-la consideración de la proporción,
causa de toda belleza y deleite, y reducible a relaciones numéricas, da pie a
San B. para ampliar esta especulación mediante la doctrina agustiniana de las
siete clases de números que yacen bajo todas las cosas, y que son otros tantos
grados del ascenso a Dios. Aparece así el número como el ejemplar primordial en
la mente del Creador: y en las cosas,
como el principal vestigio que conduce a la Sabiduría. (Origen
pitagórico de esta especulación, que transmigra al Timeo platónico, y de allí
pasa al neoplatonismo y finalmente a San Agustín)
-todas las cosas del mundo, según se manifiestan en los dos
primeros grados, son sombras, resonancias y pinturas, vestigios, simulacros y
espectáculos propuestos a nosotros para cointuir a Dios.
-San B. las llama efigies o similitudes de la eterna
sabiduría y signos visibles que significan las perfecciones invisibles de Dios.
Quien no acierte a verlas en esta luz, lumen Dei, es ciego del alma.
-3º Grado:
Especulación por su imagen.
-El tercer y cuarto grado (por la imagen y en la imagen)
representan una apelación a la interioridad, de tan claro abolengo
agustianiano. Si diáfana es la presencia de Dios en las cosas exteriores, con
mucha mayor fuerza reluce en el alma, que ya no es un simple vestigio, sino una
imagen suya. El alma espejo de Dios.
En el 3º grado, San B. invita al hombre a entrar en sí
mismo: intra igitur ad te; para descubrir
que el alma tiene tres potencias: memoria, inteligencia y voluntad (o potencia electiva).
La memoria abarca (conforme a San Agustín) las cosas
pretéritas por recordación, las presentes por suscepción, las futuras por
previsión.
--le atribuye, además, otros dos modos de retención: la de los conceptos simples (punto, instante, unidad), y la de los principios y axiomas. Queda establecida la prioridad de las funciones mnemónicas sobre las intelectuales propiamente dichas. Para San b. la memoria es origo et mater del intelecto.
--le atribuye, además, otros dos modos de retención: la de los conceptos simples (punto, instante, unidad), y la de los principios y axiomas. Queda establecida la prioridad de las funciones mnemónicas sobre las intelectuales propiamente dichas. Para San b. la memoria es origo et mater del intelecto.
-el mero entender el significado de un término, implica la
definición de éste; pero la definición ha de hacerse en término más generales,
y éstos a su vez, habrá de definirse por otros de mayor generalidad, y estos, a
su vez, habrán de definirse por otros de mayor generalidad, y de esta manera se
llegará a las nociones más simples de todas, que son las del ser mismo y sus
propiedades trascendentales: unidad, bondad y verdad.
Luego cualquier acto de entendimiento, por elemental que
sea, implica las nociones supremas del ser.
Y el ser se nos presenta de dos modos: 1-como ser en acto,
simpliciter, total, permanente, per se, en
modo perfecto y positivo y 2- como ser
en potencia, secundum quid, parcial,
mudable, per aliud, en modo
defectuoso y negativo. Pero no se
puede conocer lo negativo y defectuoso
-todo conocimiento de lo limitado y parcial implica y conduce
al del ser completísimo y absoluto que es Dios. Además, la mente humana que es
mudable, no puede conocer por sí verdades inmutables; pero, supuesto que las
conoce, lo hará en virtud de otra luz o inteligencia que sea absolutamente
inmutable.
-por último, la necesidad propia de la ilación lógica, que
se cumple con independencia de toda contingencia existencial, nos conduce
igualmente al ser necesario y a la verdad eterna.
-en cuanto a la virtud electiva o voluntad, el consejo
(“consilium”), hoy le llamaríamos juicio de valor, que acompaña a la acción,
puesto que verse sobre lo que es mejor, nos transfiere a la noción del sumo
bien. Pero el mismo juicio supone una ley que debe estar por encima de él. Por
tanto el juicio nos reconduce a la ley divina.
-el deseo, que constituye la esencia misma del acto
volitivo, es movido por su propio objeto, el cual tanto más mueve cuanto más
ama, pero se ama sumamente la felicidad que sólo se alcanza por la posesión del
sumo bien y fin último.
-la memoria conduce a la eternidad, la inteligencia a la
verdad, la facultad electiva a la suma bondad.
-estas potencias conducen al principio trinitario mismo e
igual consideración tiene la división de las ciencias: filosofía racional,
natural y moral.
-4º Grado:
Especulación de Dios en su imagen:
-este grado está determinado por la acción de los “dones
gratuitos” y por la fe. La especulación aquí es puramente teológica. Se funda
pues, casi exclusivamente, de citas de la Escritura.
-el alma, al entrar en sí misma e intuirse, cointuye en sí misma la eterna Verdad.
Pero esa entrada en sí no basta la luz natural y la ciencia adquirida; se necesita
de Cristo, es decir, las tres virtudes teologales: fe, esperanza, caridad, que
purifican e iluminan.
-por la devoción, admiración y exultación queda el alma dispuesta para los excesos mentales.
-el alma, por efecto de estas tres virtudes queda
jerarquizada
-es de notar, como rasgo agustiniano de San b., que concede
a la caritas o dilectio, e.d., al amor, un valor especial, una primacía sobre
las otras dos virtudes en cuanto a su acción reformadora.
-5º Grado:
Especulación de Dios por la luz(por su nombre primario que es el Ser)
-llegamos a la tercera etapa (grados 5º y 6º) de la
progresión elevadora e iluminadora. En ella se trata de ver a Dios, no fuera,
ni dentro de nosotros, como en la primera y segunda etapa, sino SOBRE NOSOTROS,
por la luz y en la luz de la Verdad Eterna.
A los dos grados que comprende esta tercera etapa
corresponde, respectivamente, la visión de las propiedades “esenciales”(son ser
Absoluto) y” personales” (como bien Supremo) de la divinidad.
En este 5º grado, el alma se enfrenta con el Ser,
encontrando que es tan cierto que no puede ni pensarse que no exista -expresión
condensada de la prueba ontológica- puesto que el ser en toda su pureza excluye
plenamente el no-ser.
-el ser es lo primero que se entiende (esse igitur est quod primo cadit in intellectu)
-pero ese ser, que es acto puro, no puede ser sino el
divino.
-asi como el ojo no ve la luz, porque sólo atiende a las
cosas que ella hace visibles, así el entendimiento atento a los seres
particulares o universales, no ve, sin embargo, el ser mismo, que está más allá
de todo género, aunque es lo primero que la mente encuentra y a través de él
todo lo demás.
-Pero si volvemos la atenta mirada mental al puro ser, al
ser simpliciter o absoluto, se nos
harán patentes sus atributos esenciales: el no poder ser pensado como derivado
o recibido, sino como omnímodamente primero; el excluir absolutamente el no
ser; en ser eterno; en ser simplicísimo y actualísimo. En Él cada opuesto
encuentra allí con su razón de ser.
-cada una de estas parejas de atributos del ser purísimo que es Dios, determina un tipo de relación suya con las cosas: por ser primario y último, es origen y fin de todas ellas; por ser eterno y presentísimo, abraza y penetra todas las duraciones; por ser simplicísimo y máximo, está todo dentro y todo fuera de todas las cosas;
6º Grado: Especulación de Dios en la luz.
-este conduce a la consideración de Dios como sumo bien y lleva a la contemplación del principio trinitario.
-el bien es difusivo de suyo. para que haya mejor difusividad dada la limitación del alma humana, necesita dos modos: modo de generación (Hijo) y modo de inspiración (Espíritu Santo)
-se alcanza el Apex Mentis, trasciende las operaciones intelectuales y se acendra en puro ápice afectivo para unirse a Dios, en acto fundente o confundente.
-es el excesus mentalis, la salida del alma de sí misma en la visión extática o unión mística, justisficación última de todo el proceso de las elevaciones.
-cada una de estas parejas de atributos del ser purísimo que es Dios, determina un tipo de relación suya con las cosas: por ser primario y último, es origen y fin de todas ellas; por ser eterno y presentísimo, abraza y penetra todas las duraciones; por ser simplicísimo y máximo, está todo dentro y todo fuera de todas las cosas;
6º Grado: Especulación de Dios en la luz.
-este conduce a la consideración de Dios como sumo bien y lleva a la contemplación del principio trinitario.
-el bien es difusivo de suyo. para que haya mejor difusividad dada la limitación del alma humana, necesita dos modos: modo de generación (Hijo) y modo de inspiración (Espíritu Santo)
-se alcanza el Apex Mentis, trasciende las operaciones intelectuales y se acendra en puro ápice afectivo para unirse a Dios, en acto fundente o confundente.
-es el excesus mentalis, la salida del alma de sí misma en la visión extática o unión mística, justisficación última de todo el proceso de las elevaciones.
-después de que nuestra alma ha cointuido a Dios fuera de sí
misma por sus vestigios y en los vestigios, y dentro de si misma por la imagen y en la imagen; y sobre sí misma
por la semejanza de la luz divina que sobre nosotros brilla; habiendo llegado
al sexto grado a especular en Jesucristo, todavía le queda trascender y
traspasar no solo este mundo sensible, sino también a sí misma, en cuyo
tránsito Cristo es el camino y la puerta.
--Apex mentis. Hemos llegado al término del itinerario
bonaventuriano, al momento en que el alma trasciende de sus operaciones
intelectuales y se acendra en puro ápice afectivo para unirse a Dios.
---el ápex mentis. Hemos llegado al término de itinerario bonaventuriano, al momento en que el alma trasciende las operaciones intelectuales y se acendra en puro ápice afectivo para unirse a Dios, en acto fundente-confundente. Es el excessus mentalis, la salida del alma de sí misma en la visión extática o unión mística, justificación última de todo el proceso de las elevaciones y culminación del mismo. Alude a este estado extático con expresiones propias de la mística.
---el ápex mentis. Hemos llegado al término de itinerario bonaventuriano, al momento en que el alma trasciende las operaciones intelectuales y se acendra en puro ápice afectivo para unirse a Dios, en acto fundente-confundente. Es el excessus mentalis, la salida del alma de sí misma en la visión extática o unión mística, justificación última de todo el proceso de las elevaciones y culminación del mismo. Alude a este estado extático con expresiones propias de la mística.
-poco ha de
concederse a la inquisición y mucho a la unción.; poco a la lengua y mucho a la interna alegría.
-“y si buscas cómo ocurran estas cosas, interroga a la
gracia, no a la doctrina; al deseo, no al entendimiento, al gemido de la
oración, no al estudio de la lección; al esposo no al maestro, a la tiniebla no
a la claridad, no a la luz sino al fuego que inflama totalmente y traslada a
Dios por las unciones excesivas y los ardentísimos afectos. Fuego que
ciertamente es Dios
-Reducción de las ciencias a la Teología (De reductione
artium ad Theologiam)
-es una aplicación del método del Itinerario a las
distintas ramas del saber humano.
-concepción agustiana del conocimiento como iluminación
del alma por Dios. Establece una jerarquía de esas iluminaciones y trata de
reducirlas todas a la superior, que es la de la gracia y la Escritura. Cada una
de las iluminaciones se despliega en varias ramas o ciencias (artes).
Establece 4 modos de iluminación: luz exterior (arte mecánica, luego desarrolladas por Hugo de
San Victor en su Didascalion: textil,
armeria, agricultura, caza, navegación, medicina, teatro), luz inferior (conocimiento sensible: ramificación de los
cinco sentidos), luz interior (conocimiento
filosófico: racional -gramática, lógica, retórica-, natural -fisica,
matemática y metafísica- y moral -individual, doméstica o económica, política),
luz superior (conocimiento de la
Gracia y las Sagradas Escrituras: 4 sentido: literal, alegórico, moral y
anagógico)
-Son seis las iluminaciones en esta vida, y todas tienen
ocaso, porque toda ciencia se destruirá y las sucederá el séptimo día de
descanso, que no tiene ocaso, es decir, la iluminación de la gloria.
-opera con analogías, correspondencias y simbolizaciones, dirigidas
a obtener una estructura cerrada, circular. Se busca y alcanza un grado de
concisión casi sinóptico.
-el supuesto de los
dos opúsculos es el mismo: partir de la
fe como último factum y orientar toda la marcha especulativa en el sentido de
su edificación o planificación
--a ejemplo de mi santísimo padre Francisco, aconteció que a los treinta y tres años de su muerte, y cerca de su festividad, movido por inspiración divina, me retiré al monte Alverna como a un lugar tranquilo, a fin de hallar paz espiritual.
--a ejemplo de mi santísimo padre Francisco, aconteció que a los treinta y tres años de su muerte, y cerca de su festividad, movido por inspiración divina, me retiré al monte Alverna como a un lugar tranquilo, a fin de hallar paz espiritual.
Allí, mientras discurría sobre la elevación de la mente
hacia Dios, recordé entre otras cosas la maravillosa visión que en el mismo
lugar tuviera el bienaventurado Francisco, cuando le fue dado contemplar a un
Serafín alado bajo la figura del Crucificado. Y me pareció que aquella visión
nos mostraba tan la contemplación suspensiva del mismo seráfico Padre, como el
camino por el cual se puede llegar a él.
-En efecto, aquellas seis alas del Serafín bien pueden
entenderse como otras tantas suspensiones iluminativas, que a manera de grados
o jornadas disponen al alma para el paso a la paz por ciertos excesos o
desbordamientos de cristiana sabiduría.
-la figura de las seis alas seráficas nos da a entender
que hay seis grados de iluminación escalonada.
-bienaventurados los que lavan sus vestiduras en la sangre
del Cordero, para tener derecho al árbol de la vida. Nadie puede entrar en la
Jerusalem celeste sino por la sangre de Cordero como por su puerta.
-nadie puede llegar a la divina contemplación
que conduce al desbordamiento del alma, si no es varón de deseos. Y los
deseos se encienden en nosotros de dos maneras: por el clamor de la oración y
por el fulgor de la contemplación.
-no sea que se vaya a persuadir ser suficiente la lectura
sin la unción, la reflexión especulativa sin la devoción, la investigación fría
sin la admiración, la contemplación de lo externo sin el gozo del interior, el
arte desprovisto de piedad, la ciencia sin caridad.
-de poco o nada servirá el espejo externo si el espejo de
la mente no estuviera limpio y pulido.
-la oración es madre y origen de esa fuerza superior que
nos eleva y que podremos llamar con su nombre específico: sursumacción.
-dada nuestra actual condición, el conjunto de las cosas
creadas nos sirve como escala para subir a Él.
Ahora bien, de entre las criaturas, unas son vestigio;
otras, imagen; unas son corporales; otras son espirituales; unas temporáneas;
otras eviternas.
-estos tres grados de iluminación que nos ofrece un día:
siendo la primera jornada como la luz de la tarde; la segunda, semejante a la
luz de la mañana y la tercera a la plenitud del mediodía.
-todo ello dice en relación con tres substancias
-corporal, espiritual, divina- que hay en Cristo.
-grados de elevación hacia Dios: sentido, imaginación,
razón, entendimiento, inteligencia, ápice mental, que es la cumbre de la discreción o centella de la
sindéresis.
-tres tipos de teologias: simbólica (podemos hacer recto
uso de las cosas sensibles), propia (de los inteligibles) y mística ( nos vemos
arrebatados al desbordamiento ultramental)
-quien quisiere pues elevarse hacia Dios, debe
primeramente evitar la culpa que deforma la naturaleza y después ejercitar las
sobredichas potencias naturales de cuatro maneras:1- la gracia que reforma,
e.d, la oración, 2- la justicia que
purifica, e.d, la vida santa 3- la
ciencia que ilumina, e.d. la meditación,
4-la sabiduría que perfecciona, e.d. la
contemplación.
-la especie envuelve los conceptos de forma, fuerza y
operación.
-considerada la proporcionalidad en su concepto de forma,
se llama hermosura; ya que la hermosura es simplemente cierta igualdad armónica
o bien la disposición de las partes de un todo con suavidad de color.
-si se mira en su aspecto de fuerza, la proporción
adecuada es la suavidad; el sentido sufre con lo extremado y se deleita con lo
moderado
-por último, si se considera la imagen en su concepto
operativo, entonces se dice que es proporcionada cuando el agente sacia la
necesidad del que recibe la acción; y esto es sanarlo y nutrirlo.
--Todas las cosas cognoscibles pueden producir imágenes o especies de sí mismas, claramente nos dan a entender que en ellas, como en otros tantos espejos, podemos contemplar la eterna generación del Verbo, Imagen de Hijo, que eternamente procede del Padre.
--Todas las cosas cognoscibles pueden producir imágenes o especies de sí mismas, claramente nos dan a entender que en ellas, como en otros tantos espejos, podemos contemplar la eterna generación del Verbo, Imagen de Hijo, que eternamente procede del Padre.
-el goce consiste en la
unión de cosas entre sí coincidentes
-coigual
incircunscriptible
-siete clases de números:
sonoro o acústicos(corpóreo), sensible(recibidos por sentidos),
progresivo(gesticulación y danza), sensitivo(deleite), memorístico(memoria),
judicativos (infalibles e indiscutibles)
-la hermosura y el
deleite no existen sin una cierta proporción; y ésta primariamente consiste en
el número; por consiguiente, debemos concluir que en todas las cosas va
envuelto el número. Y en este sentido se dice que el número es el ejemplar
primero y principal en la mente del Creador; y por lo mismo, en las cosas es el
primer vestigio que nos conduce a la divina Sabiduría.
-el mundo como texto para
leer.
-las criaturas de este
mundo sensible significan las perfecciones invisibles de Dios.
-De la especulación de Dios en su imagen, impresa en las
potencias naturales.
-el deseo tiene por
objeto aquello que es su máximo aliciente, y éste consiste en aquello que más
se ama, y lo que más se ama es el ser feliz, y el ser feliz no se consigue sino
por la posesión de lo óptimo y del último fin. Luego el ser humano no apetece
sino el Sumo Bien,
-mente generadora (memoria), verbo (inteligencia), amor
(voluntad), potencias coiguales y coetáneas
-división de la filosofía:
1-Natural: metafísica (esencia de las cosas), matemática (número y figuras), física (naturaleza, virtualidad y operatividad
de las anteriores)
2-Racional:
gramática (arte de la expresión), lógica (arte de la argumentación) , retórica
(arte de persuadir y mover)
3-Moral: monástica (insinúa como el primer Principio
es innacible), económica (cómo
procede del Hijo), política (muestra
la liberalidad del Espíritu Santo)
-De la especulación de
Dios en su imagen, reformada por los dones gratuitos
-distraída el alma con
los cuidados terrenales, no entra en sí por la memoria; anublada con
perturbadoras imágenes, no vuelve a sí por la inteligencia; y seducida por las
pasiones, no se recoge en sí misma con el deseo de la suavidad interior ni del
regocijo del espíritu.
-Especulación de la
unidad de Dios en su nombre primario, que es el ser.
-Podemos contemplar a
dios no sólo fuera y dentro de nosotros mismos, sino también encima de nosotros
mismos, a saber: fuera, por vestigio; dentro, por imagen; y por encima de
nosotros, mediante la luz que va impresa en nosotros, que es la luz de la
Verdad eterna, ya que nuestra mente es informada de modo inmediato por la misma
Verdad.
-así en una perfecta
contemplación consiste el ser feliz, según fue dicho por Moisés.
-de la especulación de la
Trinidad beatísima, en su nombre, que es el bien.
-cointuición de la
Trinidad Augusta
-el querubín que con sus
las cubría el propiciatorio(templo, reclinatorio)
-una imagen no es sino
una semejanza expresiva
-Del exceso mental y
místico. En el que descansa el entendimiento, y por el cual los afectos se
entregan totalmente a Dios.
-Y por el milagro de esta
vara que es la cruz, atraviesa el mar Rojo, saliendo de Egipto para entrar en
el desierto, donde gustará el maná escondido; y después con Cristo descansará
en el túmulo, cual si estuviera muerto al mundo, mas en su interior percibirá,
en cuanto lo permita su condición de viador, aquellas palabras que para sí
escuchara el ladrón en seguir a Cristo.
-a San Francisco se le
apareció clavado en la cruz un serafín con seis ala; lo cual pude saber yo, y
como yo otros muchos, por el compañero que con él estaba.
-como en estas cosas nada
puede hacer la naturaleza y muy poco la
industria humana, poco ha lugar de darse
a la investigación y mucho en cambio a la unción, poco a la lengua y muchísimo
al regocijo interior.
-si quieres averiguar
cómo suceden estas cosas, pregúntalo a la gracia, no a la ciencia; al deseo y
no al entendimiento; al gemido de la oración, no a la luz de la instrucción.
Pregúntalo al esposo no al maestro; a dios, no al hombre; a la tiniebla y no a
la claridad; no a la luz sino al fuego que totalmente inflama y lleva hasta
Dios con unciones desbordantes y afectos ardentísimos.
-el que esta muerte
anhela puede ver a Dios.
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