martes, 3 de abril de 2018

graham greene (El fin de la aventura)


-calamina
-es posible enamorarse comiendo cebolla?
-fanatismo de segunda mano
-daba vueltas al sombrero entre las manos, como si buscara el nombre del fabricante
-con el pelo gris lacio de las señoras que presiden las tómbolas de caridad
-ovillo coloquial
-¿por qué  esta promesa subsistía, como uno de esos floreros feos que le han regalado a una y que una está esperando siempre que rompa la criada?
-ayer compré un crucifijo. Era como comprar una ducha vaginal o un pesario.
-canicie
-conservo un poco la exclusividad de la falta de éxito.
-su conversación era como la red del metro. Se movía en círculos y curvas.
-el ala de esos gansos grises que vuelan sobre nuestras tumbas futuras había hecho pasar un escalofrió por mi espinazo, a no ser que hubiera pescado un resfriado en aquel recinto helado.
-tendido de espaldas en mi cama contemplaba las sombras de los árboles del prado comunal fluctuando en el techo.
-San Agustín se pregunta de dónde venía el tiempo. Decía que venía del futuro, que aún no existía el presente, que no tenía duración e iba al pasado que había dejado de existir. No me parece que estemos en condiciones de comprender el tiempo mejor que un niño.
-no necesito su compasión profesional –padre Crompton

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