viernes, 15 de diciembre de 2017

Lamartine (Rafael)

-esta pasión por lo bello le hacía desgraciado

-si hubiese conocido la lengua en la que se escriben los sonidos, habría fijado en el pentagrama las quejas aéreas del viento del mar en las ramas de los pinos de Italia o los hálitos  de una joven dormido que sueña con el que no quiere nombrar.

-murió joven y devorando con los ojos el espacio sin haberlo recorrido.

-su madre conservaba sólo ese perfume de lenguaje y de maneras que nunca se evapora, como la fragancia de las pastillas de rosa

-entre lo que se siente y lo que se expresa hay la misma distancia  que entre el alma y las 24 letras del alfabeto, es decir, el infinito.¿Quieres verter en una flauta la armonía de las esferas?

-de pronto le perdimos la pista en París durante tres años, luego supimos que se le había visto en Suiza, en Alemania y en Saboya

-era de esas naturalezas de desafían el olvido.

-no se distinguía de los labriegos vecinos suyos más que por los libros que llevaba al campo.

-su rostro no había perdido su carácter al perder juventud; únicamente había cambiado de belleza. Ahora era la de la muerte. Rembrandt no habría buscado otro tipo para el Cristo en el huerto.

-salva solamente ese pequeño manuscrito; no tengo el valor de romperlo. Después de mi muerte, la nodriza haría con él cucuruchos para los granos. No quiero que el nombre de que está lleno sea profanado. Llévatele, guárdale hasta que sepas que he muerto. Muerto yo, le quemarás o le guardarás hasta la vejez, para acordarte de mi algunas veces al releerlo.

-en un campecillo verde, al lado de la iglesia, se veía a dos hombres cavar la tierra, abriendo una fosa al pie de una cruz.

---------

-los lugares y las cosas se unen como un lazo íntimo porque la Naturaleza es una en el corazón del hombre

-no se puede comprender bien su sentimiento, sino allí donde fue engendrado

-el monte del Gato. Diríase una inmensa muralla nivelada a cordel.

-cuando llegué a Aix ya había partido la gente Los hoteles y los salones en que durante el verano se apiñan los extranjeros y los ociosos, estaban cerrados. No quedaban más que algunos pobres enfermos sentados al sol en el umbral de los hospedajes más pobres  y algunos deshauciados que en las horas cálidas del centro del día arrastraban su paso desfallecido sobre las hojas secas caidas por la noche de las álamos.

-La naturaleza parecía morir pero como mueren la juventud y la belleza; en toda su gracia y en toda su serenidad.

-tal país, tal estación, tal naturaleza tenían una maravillosa consonancia con mi propia languidez.

-una tristeza de comunicaciones íntimas con lo infinito, de claroscuro de mi alma

-enfermedad cuya sensación es un atractivo en vez de ser un dolor, y en que la muerte semeja un voluptuoso desvanecimiento en lo infinito. Yo estaba dispuesto a entregarme a ella en lo sucesivo, a huir de toda compañía  que pudiera distraerme de ella, a envolverme en silencio, soledad y frialdad en medio de la gente que encontrase alli.

-el aislamiento de mi espíritu era como un sudario, a través del cual yo no podía ver a los hombres, sino tan solo a la Naturaleza y a Dios.

-el dolor tiene muy diferentes lazos que la dicha para unir  corazones.

-sólo hablaban con visible entusiasmo y tierno y compasivo respeto de una joven extranjera retenida en los baños por un desfallecimiento, que se temía degenerase en consunción lenta.

-retornaba a mi habitación y permanecía horas enteras acodado en la ventana. Contemplaba ese firmamento que atrae los pensamientos del alma como el abismo atrae al que se inclina sobre él, como si tuviera secretos que revelarle.

-lo habia yo observado sin sospechar que esta voz habia de resonar tan hondo y para siempre en mi vida.

-todo le hacía asemejarse a una estatua de la muerte; pero de la muerte que atrae y eleva el alma al sentimiento de las angustias humanas y la conduce a las regiones de la luz y del amor.

-la mirada de aquellos ojos parecía venir de una distancia que nunca he vuelto a medir en ningún ojo humano.

-era, en suma, la aparición de una enfermedad contagiosa del alma bajo los rasgos de la más atrayente y majestuosa belleza que soñó nunca un hombre sensible

-mi resultaba penoso volver a casa si no había entrevisto su sombra a través de los visillos u oido una nota de su piano, o el extraño timbre de su voz.

-parecíame vivir acompañado de la desconocida aparición que llenaba insensiblemente todos mis dias. En suma: tenia en secreto todos los  pensamientos, todas las oficiosidades, todos los refinamientos de la pasión antes de haber siquiera sospechado que amaba.

-aquella fantástica belleza que yo habia visto demasiado bien sin mirarla, y que volvía a ver, cerrando los ojos, a través del muro, como si el muro fuese transparente para mi.

-a este sentimiento mio no se mezclaban, por lo demás, ningún ansia indiscreta, ninguna curiosidad por penetrar el secreto de aquella soledad, ni por franquear el frágil muro de nuestra separación, por decirlo así, voluntaria.

-no quería reunirme a la vida por ningún lazo de alma o de los sentidos, y sobre todo, ninguna debilidad del corazón

-¿quien era aquella mujer? ¿Era un ser como yo o una de esas apariciones, uno de esos meteoros vivientes que atraviesan el cielo de nuestra imaginación sin dejar en él otra cosa que un rápido deslumbramiento de los ojos?

-para alejar de mi la obsesión involuntaria, desesperanzada y  sin embargo deliciosa. Ni siquiera pretendía informarme. Encontraba indigno de mi estoicismo querer averiguar lo desconocido.

-sin interrogar, y aun evitando provocar la conversación sobre ella, supe lo poco que trascendía de aquella vida oculta.

-hay ciertas naturalezas que tienen un sistema, como los astros, y hacen gravitar las miradas, las almas y los pensamientos de sus satélites sobre su propio movimiento. La belleza física o moral es un poder; la fascinación, su cadena; el amor, su emanación (...) El mismo vulgo los admira sin comprenderlos, como los ciegos de nacimiento, que presienten los rayos de la luz sin ver el sol.

-me interesé por sus encantos, me interesé más por aquella sombra de muerte a través de la cual creía verla como un fantasma de la noche más que como una realidad. Eso fue todo.

-le habían prometido una travesía para ir a visitar las ruinas de la abadía de Haute-Combe.

-era esa belleza sobrenatural que deja el último suspiro en la cara de las jóvenes muertas, como el más bello reflejo de la vida sobre la frente donde se ha retirado (...)Nunca la habia visto ni la volvi a ver tan divinamente transfigurada ¿Es que la muerte era el dia de aquella celeste figura?

-moribunda en su lecho de espumas

-el rostro humano es la lengua de los ojos

-el ascetismo y el entusiasmo de los primeros monasterios vinieron a convertirse en una profesión. Más tarde, las vidas sin lazos de fraternidad ni utilidad para el mundo se evaporaron en los claustros y no dejaron trazas ni lamentaciones sobre las tumbas. Sólo admiraba la prontitud con la que la Naturaleza se apodera de los lugares vacíos.

-La Naturaleza es el gran decorador, el gran poeta sacro, el gran músico de Dios

-la ondulación de los lienzos de verdura que tapizan los muros; el eco sonoro del paso del visitante por los subterráneos donde duermen los muertos; todo esto es tan piadoso, tan recogido tan infinito de impresiones como lo era antes el monasterio en todo su sagrado esplendor.

-como si quisiera devorar el espacio y encerrar en mi pecho todo el aire del cielo.

-el hombre busca, se inquieta, se agita, errante en sus pensamientos. Desde ese momento (del amor) se detiene, reposa; ha llegado al fondo de su destino.

-parecíame estar nadando en el puro éter y abismarme en el océano universal.

-me habría sido imposible definirme a mi mismo aquella alegría, o más bien, aquella interior serenidad. Era como un secreto insondable que se hubiese revelado en mi por sensaciones y no por palabras; algo parecido, sin duda, a la sensación del ojo que entra en la luz  después de las tinieblas o de un alma mística que cree poseer a Dios. Una luz, un deslumbramiento, una embriaguez de vértido, una paz sin postración y sin inmovilidad.

-era otra cosa: un sentimiento desinteresado, puro tranquilo, inmaterial; la satisfacción de haber encontrado al fin el objeto, siempre buscado y no hallado nunca de aquella adoración, dolorosa por falta de ídolo; de aquel culto inquieto y vago por falta de divinidad(...) hasta que llegamos a entrever su objeto y el alma se une a él como el acero al imán , o en él se confunde y se disuelve como el soplo de la respiración en las ondas del aire respirable

-Y cosa extraña: yo no sentía ansia de volverla a ver, de oir su voz, de acercarme y hablar en libertad a quien ya era todo mi pensamiento y toda mi vida. La había visto y la llevaba en mí; nada en lo sucesivo podía privar a mi alma de esta posesión.

-de cerca, de lejos, ausente y presente, yo la contenía en mi mismo; todo lo demás me era indiferente. El amor completo es paciente porque es absoluto y se siente eterno.

-la había visto era bastante; para la contemplación, ver es gozar. Casi no me importaba  que me amase o que pasara ante mis ojos sin advertirme. Su resplandor me había cegado y yo quedaba envuelto en una suerte de iluminación.

-esta convicción daba a mi amor la seguridad de lo inmutable, la calma en la incertidumbre, la plenitud en lo infinito (...) podía separarme durante un siglo de aquel ser sin que el siglo entero disminuyera en un solo día la eternidad de ese amor.

-un alma loca que agitaba y paseaba al borde de los abismos a un cuerpo que ya no sentía su materialidad, que ya no creía en el tiempo, ni en el espacio ni en la muerte.

- su blanco vestido brillaba al sol sobre el verde prado. Un montón de heno daba sombra a su rostro.

-buscábamos, sin encontrarlas, esas vulgares palabras que suelen cambiarse como moneda falsa de la conversación y sirven para ocultar los pensamientos en lugar de revelarlos.; tan temerosos de decir  demasiado como de no decir bastante, reteníamos el alma en los labios.

-por fin, alzando a un tiempo nuestras miradas y  penetrando cada una en el fondo de la otra, yo vi en la suya tanto abismos de sensibilidad y ella vio sin duda tanto ímpetu reprimido, tanto inocencia y profundidad en la mia, que ya no pudimos separarlas de nuestros rostros; y sintiendo que nos subían las lágrimas del corazón, instintivamente nos llevamos las manos a los ojos para velar en ellos nuestros sentimientos

-una lágrima desinteresada de  un corazón desconocidos es más de lo que vale mi vida.

-¿Por qué os alejáis  siempre de la presencia y trato de los huéspedes de casa para discurrir por los sitios poco frecuentados de las montañas o del lago o para encerraros en vuestra habitación? Se dice que tenéis la luz encendida hasta muy avanzada la noche.

-Mi secreto -le dije- consiste en no tener ningún secreto; en sentir el peso de un corazón que ningún entusiasmo aliviaba hasta ahora

-hablaba de mi mismo como de un ser que murió

-si cambiamos sexo y circunstancias, la historia de vuestra vida es la de mi propia vida.

-levantaos; no adoreis un polvo que es mil veces más polvo que ése con que manchais vuestro hermoso cabello

-no pude creer que la muerte se ocultara tras de signos tan fulgurantes de vida.

-pero qué podía importarme  si aquella angélica aparición era la muerte. A la muerte adoraba yo.

-todavía oigo, al cabo de veinte años transcurridos desde aquella hora, el ruido de las hojas secas que gemían al aplastarse bajo nuestros pasos, aún veo nuestras largas sombras fundidas en una, que el sol poniente proyectaba a la izquierda sobre la hierba de la floresta, como un sudario movible que seguía a nuestra juventud y al amor, para sepultarlos prematuramente.

-Oh tiempo, cuántas eternidades de alegrías dela alma sepultas en un minuto como aquél.

-la eternidad en un minuto, lo infinito en una sensación

-cometí la torpeza de contestar con una galanteria que se vino zafiamente a mis labios, en vez  de la castas e inefables adoraciones de que mi corazón estaba inundado.

-educada por un marido filósofo en el seno de una sociedad de espíritus libres.

-la razón, el sentimiento y la conciencia son mis únicas revelaciones -dijo Julia.

-ella cantó esa balada escocesa, marítima y pastoral a la vez(...) desde  aquel día, no me ha sido posible oir los primeros compases de ese aire sin huir como un hombre perseguido por una sombra; y cuando siento la necesidad de abrir mi corazón con una lágrima me canto interiormente el estribillo lastimero y estoy a punto de llorar; yo que nunca lloro.

-jamás tal silencio contuvo tan íntimas expansiones. Habíamos gustado en una hora una felicidad de un siglo.

-os lo he dicho: en este amor encontraréis también mi muerte

-palabras íntimas, inusitadas en la lengua ordinaria de la gente, flotantes, como los sueños de la noche, entre el cielo y la tierra, a menudo interrumpidas por esos largos silencios

-pataleo y campanilleo de los mulos

-embalsamado alfabeto de la Naturaleza

-que te teman los cobardes y te proscriban los malvados

-que me aspirase una de esas respiraciones para que no quedase nada de mi mismo mas que el agua purificadora con que ella me hubiera consumido, el nuevo soplo con que ella hubiera animado mi nuevo ser, a fin de que yo me convirtiese en ella o ella se convirtiera en mi 

-le quedará siempre en el alma la dulcedumbre de celeste voluptuosidad, que le hará aborrecer las aguas del vicio y alzar los ojos al manantial donde una vez le fue permitido beber.

-oculto  en el fondo de nuestras arideces aparentes y lavan el corazón sin enervarle

-Dios era ella, y ella era Dios.

-un Dios menos pueril y menos femenino que el de los tabernáculos cristianos

-dos instintos: el misterio y la plegaria (incienso universal de la Naturaleza)

-la oración,  el más sublime privilegio del hombre, por el que se permite hablar con Dios

-mis razonamientos la enternecían sin convencerla.

--tampoco parecía sentir mucha afición por esa forma artificial y amañada del lenguaje que altera, cuando no la idealiza, la simplicidad del sentimiento y de la impresión. Era de naturaleza demasiado viva, demasiado profunda y demasiado seria para condescender con esas formalidades, esos rodeos y esas lentitudes de la poesía escrita.

-Oh si, muramos porque la tierra no tiene ya nada que darnos ni el cielo prometernos más.

-No quedará de nosotros  sobre la tierra otro rumor que el de la onda que se cierra detrás de nosotros. Oh¡ Muramos en esta embriaguez del alma y de la Naturaleza que no nos dejará sentir de la muerte más que su voluptuosidad¡ Más tarde querremos morir y moriremos quizá menos felices¡ Tengo algunos años más que tú; esta diferencia, insensible hoy, se ahondará con el tiempo. Lo poco de atrayente que te ha seducido de mi rostro se marchitará.(,,,) Ahoguemos ese porvenir, feliz o siniestro, en este último suspiro, que al menos nos traerá a nuestros labios más que el saber sin mezcla de la completa felicidad.

-¿hay en el mismo cielo horas como as que acabamos de pasar juntos? En la vida sí las hay y eso basta para que yo la adore.

-sereis un hombre, lo advierto en vuestra sensibilidad a la vez viril y femenina.

-para la memoria del alma no existe el tiempo; para el de los sentidos, si

-un paisaje no es nada más que un hombre o una mujer.

--lengua de hielo que la plenitud, la concentración y el fuego de nuestras alma hacían fundirse como un metal refractario, para formar con ella no sé qué vago idioma etéreo, fulgente, que acariciaba  como una lengua de fuego que nadie podía comprender sino nosotros, porque era nuestra  misma

-la mujer no tiene estilo, por eso lo dice todo tan bien. El estilo es una vestidura. En la boca o en la mano de la mujer está su alma desnuda. Ella surge del sentimiento en desnudez. Nace de sí misma, se asombra de haber nacido y no sabe que ha hablado cuando se la adora ya.

-acariciadores palabra que sentía pasar por mi frente como cuando una madre sopla jugando en la frente de su niño, que sonríe.

-santa embriaguez de mi alma. (…) voluptuosidad poco cristiana de algunas de mis elegías.

-no me dio vergüenza aquella trivial manera de viajar con los carruajes de albañiles del Borbonesado y Auvernia.

-permanecimos en silencio, sin otro lenguaje que el silencio mismo y aquella prosternación del uno ante el otro; llena de adoración en mí; llena de felicidad reprimida en ella; actitud que claramente decía: Se adorar pero hay entre nosotros un fantasma de muerte. Se embriagarán en sus miradas, pero nunca se estrecharán entre los brazos.

-la felicidad nos había dejado inmóviles. El tiempo ya no existía.

-tiernos olvidos, deliciosos remordimientos.

-debo a Tácito no todas las fibras de carne sino todas las fibras metálicas de mi ser. Él es quien las ha templado.

-desventuras, severos preceptores

-pedía la piaría electiva; no hay otra nobleza que la de elección

-uno de esos espíritus que nacen maduros y  mueren jóvenes.

-su fuerza lo hacia todo leve, su facilidad daba espiritualidad a los negocios.

-dispendiosas  distracciones

-mis ojos no perdían nunca de vista aquel fulgor lejano, visible e inteligente sólo para mi entre tantos millares de fulgores de ventanas, faroles, tiendas...Todas esas iluminaciones desaparecían para mi.

-no veía que los números, los fenómenos, la naturaleza y la virtud no son más que jeroglíficos escritos en la cortina del templo cuyo sentido es único: Divinidad.

-era como la luz que todo muestra y nada mancilla

-




No hay comentarios:

Publicar un comentario