martes, 15 de agosto de 2023

Regla de San Benito. Versión de Garcia M. Colombás, m.b.

 

Regla de San Benito

4 tipos de monjes: cenobitas ( o monasterial, que sirve bajo una regla o un abad); anacoretas (o ermitaños),; sarabaíta (pésimo género de monjes, viven en pequeños grupos, satisfacción de sus deseos); giróvagos (cambian de región, se hospedan durante unos dias en un monasterio y luego en otro, siempre vagando, nos peores que los sarabaítas aún)

nos ocuparemos solo del fortisimo género de los cenobitas.


Si un esclavo se hace monje, no se le anteponga el que ha sido libre, de no mediar causa razonable. Porque todos, tanto el esclavo como el libre, somos en Cristo una misma cosa. Dios no tiene favoritismos.


A los insolentes y desobedientes, reprímales enseguida que se manifieste el vicio con azotes y otros castigos corporales, sabiendo que está escrito: “solo con palabras no escarmienta el necio”.



El abad no se interese por las cosas transitorias, terrenas y caducas, sino que considere siempre que aceptó el gobierno de almas.


Nada falta a los que le temen (a Dios)


antes sufrir con paciencia las ofensas que se nos hacen.


Cuando viere en si mismo algo bueno, atribuirlo a Dios, uno a uno mismo; saber, en cambio, que el mal es siempre obra propia y atribuírselo a sí mismo.


Tener la muerte presente todos los dias,vigilar a todas horas la propia conducta..



no ser amigo de hablar mucho, no decir palabras vanas o que provoquen risa, no gustar de reir mucho o ruidosamente.


Obedecer siempre en todo los preceptos del Abad, aun en el caso de que él obrase -Dios no lo permita- de otro modo, recordando aquel mandamiento del Señor: haced lo que dicen, pero no hagais lo que hacen.


Estos son los instrumentos del arte espiritual.


El taller en el que debemos trabajar en todo esto es e recinto del monasterio y la estabilidad de la comunidad..


tan pronto como el superior ha mandado alguna cosa, como si la mandara Dios, no pueden sufrir ningun retraso en cumplirla.


He puesto un guardia a mi boca. He enmudecidoa y me ha humillado, y me abstuve de hablar cosas buenas.


Enseña aquí el profeta que, si a veces hay que renunciar a conversaciones buenas por razón de la taciturnidad (=discreción), cuanto más hay que abstenerse de las conversaciones malas.


Muerte y vida están en poder de la lengua.


Hablr y enseñar incumbe al maestro; callar y escuchar, al discípulo.


Por la altivez se baja y por la humildad se sube.


Angeleologia chivata


evitar los pecados de los pensamientos, de la lengua, de las manos, de los pies y de la voluntad propia, como también los deseos de la carne, piense el hombre que Dios le está mirando siempre,a todas horas, desde el cielo, y que en todo lugar sus acciones están presentes a la mirada de la Divinidad y que los ángeles le dan cuenta de ellas a cada instante.


Dios sondea los corazones y los riñones.


La muerte está apostada al umbral del deleite.


Hay doce grados de humildad. Virtud rectora para un cenobita.


7º: con la lengua no sólo diga que es el último y el más vil de todos, sino que lo crea también en el fondo del corazón, humillándose y diciendo con el profeta: “soy un gusano, no un hombre”.


9º: consiste en que el monje impida a su lengua que hable y, guardando taciturnidad, no hable hasta que le pregunten, ya que la Escritura enseña que “hablando mucho no se evita el peecado” y que “el hombre hablador no acertará el camino en la tierra”.


10º: no reir fácil y prontamente, porque está escrito: “el necio cuando rie, levanta la voz”.


11º: hable con suavidad y sin reir, humildemente, con gravedad, breve y juiciosamente y sin levantar la voz, tal y como está escrito: “el sabio se da a conocer por las pocas palabras”.


12º: esté siempre con la cabeza baja, los ojos fijos en el suelo.


Cap. VIII: los oficios divinos nocturnos


cap. IX: Cuantos salmos se han de decir por la noche


cap. X: cómo ha de celebrarse la alabanza nocturna en verano.


Cap. XII: Cómo se ha de celebrar el oficio de laudes.

El Benedicite y los Laudate, una lectura de Apocalipsis, de memoria, y el responsorio, el himno ambrosiano, el verso, el cántico de los Evangelios, la letania, y asi se concluye.


Importancia decisiva en la administración del tiempo.


Cap. XV: los responsorios nunca se digan con aleluya, a no ser desde Pascua hasta Pentecostés.


Siete veces al dia te he alabado: prima, tercia, sexta, nona, vísperas y completas.


Si la comunidad es numerosa, los salmos se dirán con antífonas, pero si es reducido, seguidos. p.85


la Synaxis (reunión, asamblea) vespertina constará de cuatro salmos con antífona. 85


cap. XVIII: con que orden han de decirse los salmos.


Consideremos cómo conviene estar en presencia de la divinidad y de sus ángles, y mantengámonos de tal manera en la salmodia que nuestra mente concuerde con nuestra voz. 90


seremos escuchados, no porque hablemos mucho, sino por la pureza del corazón y por las lágrimas de compunción. 91


decanos, y su decanía. Y el Prepósito.


Cap.. XXII: Cómo han de dormir los monjes


si es posible duerman todos en el mismo local; pero esi el gran número no lo permite, descnsen de diez en diez, con ancianos que velen por ellos. Arda continuamente una lámpara en dicha habitacion hasta el amanecer.

Duerman vestidos y ceñidos con cintos o cuerdas, de modo que no lleven cuchillos en la cintura.

Al levantarse se avisaran discretamente unos a otros, para evitar las excusas de los somnolientos.


Solicitud del abad con los excomulgados: Sepa que aceptó el cuidado de almas enfermizas, no una tiranía sobre almas sanas



Cómo han de ser corregidos los niños de menor edad: serán escarmentos con rigurosos ayunos o corregidos con ásperos azotes para se enmienden..


no poseer nada en propiedad, absolutamente nada, ni un códice, ni tablillas, ni un estilete, nada absolutamente. Que todo sea común a todos.


Por encima de todo, no se manifieste el mal murmuración, por ningún motivo, sea el que sea, ni con la más pequeña palabra o señal. Si alguien es sorprendido en él, se le someta a un castigo severo.


Cap. XXXV: los semaneros de cocina: los hermanos han de servirse mutuamente, y nadie será dispensado del servicio de la cocina.


Se permitirá a los enfermos muy débiels que coman carne, para que se repongan; pero cuando se encuentren mejor, todos se abstendrán de la carne, como es costumbre.


El hermano lector de semana tomará vino con agua antes de empezar a leer por razón de la santa comunión y porque acaso le sería penoso permanecer en ayunas; pero comerá después con los semaneros y servidores de cocina.


Todos han de abstenerse absolutamente de comer carne de cuadrúpedos, a excepción de los enfermos muy débiles.


Es suficiente una hemina de vino al dia


De santa Pascua hasta Pentecostés, los hermanos comerán a la hora sexta y cenarán al atardecer.


Capt XLII: nadie hable después de completas: en todo tiempo los monjes deben observar el silencio.


Capt. XLV:

si alguien se equivoca al recitar un salmo, un responsorio, una antífona o una lectura, y no se humilla alli mismo dando satisfacción en presencia de todos, será sometido a un castigo duro, ya que no ha querido expiar con humildad el error cometido por negligencia. A los niños, por semejantes falta, se les castigará con azotes.


Si se trata de un pecado oculto del alma, lo manifestará tan sólo al abada o a los ancianos espirituales que sepan curar las propias heridas y las ajenas, no descubrirlas y publicarlas.


Si las circunstancias del lugar o la pobreza exigen que ellos mismos se ocupen en recolectar las mieses, no se entristezcan porque así son verdaderos monjes, cuando viven del trabajo de sus propias manos, como nuestros Padres y los apóstoles.


Frater acediosus (desabrimientos, desazón interior: acedia; fastidio, tristeza, desánimo. Uno de los mayores enemigos del monje.


El meditar cenobial consiste en dos cosas:aprender de memoria textos bíblicos mediante su repetición en voz alta y repetir con frecuencia y por largo tiempo los textos aprendidos. La forma de oración más generalizada entonces, junto con la lectio divina.





Se dará un ósculo de paz, pero no debe darse sino despues de haber orado, para evitar engaños diabólicos.


Cap. LIV: si el monje puede recibir cartas y otras cosas.


Los que salen de viaje se proveerán de calzones en la ropería, que devolverán, después de lavarlos,al regresar. Y habrá cogullas y túnicas algo mejores que las que usan de ordinario; las recibirán de la ropería al salir de viaje y las devolverán a su regreso.


Cap. LVIII: modo de admitir a los hermanos.


Si pues el que se presenta perseverando llamano, y, después de cuatro o cinco dias, se viere que soporta con paciencia las injurias que le han hecho y la dificultad de la admisión y que persiste en su solicitud, se le conceda el ingreso y esté unos pocos dias en la hospedería.


Díganle de antemano todas las cosas duras y ásperas a través de las cuales se va a Dios.


Esta cédula de petición la escribirá de su mano; o bien, si no sabe escribir, pedirá a otro que se la escriba y el novicio hará una señal y la depositará con su propia mano sobre el altar.


En la corrección obra con prudencia y no sea extremoso en nada el Abad.


La discreción, madre de todas las virtudes, ponga moderación en todo, de manera que los fuertes deseen más y los débiels no retrocedan.


Nadie se atreverá a contar a otro nada de lo que haya visto u oido fuera del monsterio, porque esto hace mucho daño.


Cap. LXVIII: si a un hermano le mandan cosas imposibles.


Nadie puede excomulgar o azotar a ninguno de sus hermanos, a no ser aquel a quien el abad haya autorizado para ello. Los transgresores serán reprendidos en presencia de todos para que los demás tengan miedo.


Cualquier mayor que esté disgustado, aunque sea levemente, contra él, al instante y sin demora, postrándose en tierra, permanecerá echado a sus pies dando satisfaccion, hasta que con una palabra de bendición se clama el enojo. Si alguien se negare a hacerlo, le someterán a castigo corporal, o bien, si es contumaz, le expulsarán del monasterio.


Practiquen los monjes este celo con el amor más ardiente; esto es, que se anticipen a honrarse unos a otros, que se soporten con la mayor paciencia sus debilidades, tanto físicas como morales; que se obedezcan a porfia unos a otros; que nadie busque lo que le parezca útil para sí sino más bien lo que lo sea para los otros


cap. LXXIII: no queda establecida en esta regla toda la práctica de la perfección.


El que tiene prisa en llegar a la perfección del monacato, tiene las enseñanzas de la Santos Padres


las Colaciones de los Padres y las Instituciones y sus Vidas, así como la Regla de nuestro padre san Basilio. Aunque para nosotros, perezosos, de mala conducta y negligentes, son motivo de vergüenza y confusión.

Tú, quien quiera que seas, que te afanas por llegar a la patria celestial, cumple, con la ayuda de Cristo, esta mínima Regla que hemos redactado como un comienzo, y entonces llegarás seguramente, con la protección de Dios, a las cumbres más elevadas de doctrina y de virtudes que acabamos de recordar.









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