los animales eran para él los signos alfabéticos del éxtasis.
Utiliza también la expresión "interiorismo para la intemperencia" (que fue retomada por un conocido tarambana de la frase bella, reformulada como "mobiliario de la intemperancia")
Propone -cosa francamente sugestiva-: "salirse de los límites fijados por los legisladores de la ficción"
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